Coco Legrand es conocido por tener una extensa y exitosa carrera en el mundo del humor y la crítica social. No obstante, pocas personas saben que el comediante vivió una dura situación en 1985, cuando murió su hijo Nicolás a los ocho meses de vida.

González Legrand se sinceró respecto a esta situación en conversación con el Late Sigamos de Largo, en el cual contó cómo vivió esta situación en compañía de su esposa.

“La pérdida de un hijo es tremenda, sobre todo porque era una guagua, era un gordo exquisito. (…)Nosotros habíamos llegado esa noche, cuando estaba cumpleaños el papá de mi mujer. Así es que decidimos dejarlo en la pieza de al lado, para que durmiera tranquilito y nosotros roncáramos, porque la fiesta había estado larga”, inició.

“De repente en la mañana yo estoy en la cama y siento un grito desgarrador que hasta el día de hoy no puedo olvidar. Lo que hago inmediatamente es saltar de la cama hasta el dormitorio y la veo a ella destruida. Lo único que atiné fue a cerrar la puerta con llave y llamar a mis hermanos, porque no había cómo controlar a mi mujer”, agregó.

El propio humorista sostuvo que aquel fue uno de los momentos más duros que enfrentó en toda su vida, ya que el pequeño Nicolás tenía pocos meses de vida.

“Ese dolor, para que me lo puedan entender, es como dormir al lado de una toalla mojada, porque siempre te va a molestar. En ese minuto vi que todo el mundo se me venía encima, pero también estuvo la respuesta de mi familia. Tratamos de superar todo”, señaló.

En ese entonces, contó el comunicador, luego de un tiempo el matrimonio volvió a recibir una buena noticia, ya que un médico les confirmó que estaban esperando a una hija, la cual bautizaron como María José.

“Después de haberlo llorado todo, haber sufrido mucho, al mes y medio acompañé a mi esposa al médico y descubren que estaba esperando familia nuevamente. Eso no lo podía explicar y, bueno, nace una niña que se llama María José”, indicó.

“Si bien el dolor sigue presente hasta el día de hoy, siempre estaremos con Nicolás. Vamos a verlo al cementerio y yo guardo su cuna, hasta el día de hoy”, concluyó.