Hace algunos días, la animadora Claudia Conserva compartió en redes sociales una inocente foto donde muestra un peinado diferente al que usualmente lleva.

En la imagen la comunicadora aparece con varias trenzas sobre su frente y dos al lado de su rostro, lo que por alguna razón despertó la “mala onda” de ciertos fans.

“Hijita, ya está pasada en edad”, escribió una de las seguidoras de la animadora, lo que causó molestia en varios otros.

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Más tarde, Javiera Acevedo compartió una publicación donde aparece en la playa en bikini con una botella de cerveza en la mano.

Una vez más su veraniega foto desató comentarios negativos entre sus fans, quienes comenzaron a compararla con su abuela y decirle que se veía mayor.

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En tanto, la exchica Mekano Nicole Pérez, se cansó de las críticas en redes sociales y decidió responderlas públicamente.

Específicamente, compartió el pantallazo de la conversación que sostuvo con una persona que cuestionó que subiera tantas imágenes con su bebé y le preguntó si lo hacía por los canjes.

“Tanto canje, tanto insta. ¿Te queda tiempo para la casa y los niños? Me aburres. Creo que dejaré de seguirte”, escribió la usuaria.

Pérez explicó que ha recibido múltiples mensajes como ese, “diciendo que les molesta que uno haga canje”.

“Si a otra persona le regalan cosas yo voy a estar feliz por esa persona, o sea de quién es el problema, mío, no señora, es de usted, usted tiene ese gran problema, tiene que sacar esas cosas de su corazón”, agregó.

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Según la psicóloga de la Universidad Finis Terrae, Daniela Marbach, hoy las críticas van más allá de una foto específica. Hoy se ha vuelto normal ver comentarios en redes y medios digitales con un “elevado nivel de crítica llegando incluso a caer en actitudes de odio, rencor o resentimiento muy profundo“.

De hecho, la experta va más allá. “Parece ser que, a pesar de vivir en los tiempos en que más se predica sobre la aceptación de las diferencias, somos profundamente críticos e incluso destructivos con los demás, y tenemos un ‘arma mortal’ a nuestro favor: las redes sociales”, explicó a BioBioChile.

Según Marbach, esa misma arma no solo permite tratar mal a otro sin asumir responsabilidad alguna, “sino que también deshumanizar y convertirlo en una cosa: un receptáculo para ese odio, enojo o cuestionamiento”.

¿Cómo explicar el fenómeno?

A pesar que ya son varios años los que llevamos observando este tipo de comportamiento, lo cierto es que aún no existe una respuesta única para comprenderlo, puesto que todas las personas son diferentes.

“Las reacciones personales se podrían explicar, en ocasiones, desde situaciones transitorias: personas que en un momento determinado estaban muy enojadas con otro tema e impulsivamente descargan ese enojo en las redes sociales”, aseguró la experta.

“Por otro lado, las reacciones personales se explican a veces desde disposiciones más estables. Si bien no existe UNA personalidad o UN síndrome que dé cuenta de actitudes como éstas, se observa frecuentemente a la base rasgos narcisistas en la personalidad, que buscan superioridad y control sobre otros o en personalidades inseguras, que no se animan a enfrentar lo que realmente les daba rabia y usan las redes como ‘vía de escape"”, agregó.

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“En todos estos casos, tanto transitorios como permanentes, observamos a personas con rabias, amarguras, rencores o resentimientos, más o menos profundos, que no han logrado resolverse de manera asertiva”, sentenció.

Para la experta, dicha mentalidad se cambia educando a los niños (y a los adultos) en la posibilidad de ver al otro, independiente de su color político, sexo, edad o religión, como otro.

“Un ser humano, que merece el mismo trato que queremos recibir también nosotros. Así mismo, debemos educar a los niños (y a los adultos) en la necesidad de expresar de manera personal, responsable y abierta lo que sentimos, queremos y pensamos, teniendo siempre como pilar la empatía y la asertividad”, finalizó.