"Baby Squillo" conmocionó a Italia en 2013, revelando los oscuros secretos sexuales de la alta sociedad italiana e involucrando incluso a un cercano al dictador Mussolini.

Baby Squillo, o prostituta infantil en español: así se nombró al escándalo de la elite italiana que reveló la prostitución de menores en medio de una escuela de lujo, lo que también inspiró una popular producción de Netflix, Baby.

El caso, que ocurrió en 2013, es sobre dos niñas que comenzaron a ejercer la prostitución en el distrito de Parioli, en Roma, participando de un grupo que incluía a personajes importantes de la política y la seguridad en Italia.

El hecho incluso involucró a un particular personaje, Alessandra Mussolini, la nieta del dictador italiano, cuyo marido estaba envuelto en el escándalo que conmocionó al país de las pastas.

Y aunque los creativos de Netflix se tomaron algunas licencias, el caso real es mucho más escalofriante de lo que plantea el guion del show televisivo.

Baby Squillo, el escándalo en Roma

Angela y Agnes, con esos sobrenombres se identificó en los medios a las dos menores de 14 y 15 años que eran parte activa del grupo de prostitución.

Las adolescentes eran amigas de la infancia y mantuvieron una doble vida que fue descubierta por Christina Macchiusi, una inspectora de la policía que lideró la investigación.

Las jóvenes pertenecían a la elite romana: Angela era miembro de una de las familias más importantes de la zona, mientras que Agnes era la hija de una madre soltera que tenía una situación económica desmejorada, de acuerdo a GQ.

De acuerdo a la investigación de “Baby Squillo”, las adolescentes terminaron en la prostitución debido a un anuncio que encontraron en internet mientras buscaban formas fáciles de ganar dinero.

A través de este las chicas conocieron a Mirko Ieni y al oficial del ejército Nunzio Pizzacalla, quienes eran los líderes de una red de explotación sexual.

Ellos introdujeron a Angela y Agnes en el mundo de la prostitución.

Los proxenetas dispusieron un departamento en la zona de Parioli para que las menores pudieran prostituirse con ganancias que eran para ellas, pero también para Ieni y Pizzacalla, quienes veían en ellas, las “lolitas” del grupo, una fuente de dinero.

Entre los clientes que manejaban las chicas había hombres de mediana edad, en su mayoría políticos, banqueros, deportistas y empresarios, una lista de 50 personas que incluía a Mauro Floriani, el marido de Alessandra Mussolini.

Las menores ganaban aproximadamente 600 euros al día, aproximadamente 570 mil pesos chilenos, los que comenzaron a gasta en ropa de diseñador, recargas de teléfono e incluso, una tutoría de matemáticas, según The Daily Beast.

Lo escalofriante del caso “Baby Squillo” es que la madre de Agnes estaba consciente de lo que su hija estaba realizando e incluso la alentaba a que continuara trabajando, considerando que la pequeña se transformó en el sustento de la familia.

Según consignó The Huffington Post, “es escalofriante el papel que desempeñó la madre de la menor, que no solo conocía el negocio de su hija, sino que se alarmó cuando los ‘ingresos’ disminuyeron, quizás por un malestar. Porque a estas alturas ese dinero se había convertido en una parte integral de los ingresos familiares”.

La crudeza ante la explotación sexual

Cuando se destapó el escándalo, la sociedad italiana se sorprendió por la crudeza del relato, pero también por la situación que se vivía en una de la zonas más acomodadas del país.

Sorprendió la declaración de una de las chicas ante la investigación, donde indicó: “si tuvimos relaciones con adultos fue nuestra elección y no la elección de Mimmi. No es como si nos hubiera obligado. Todo era nuestro. Fue idea nuestra” consignó Vanity Fair.

La chica también confesó que tuvo clientes fuera de Roma y en la rivera francesa.

También indicó que los veía en el departamento que disponían, pero también en hoteles.

De acuerdo a Huffington Post, el juez Costantino De Robbio, que llevó adelante el caso, se refirió a la situación señalando que “surge un cuadro desolador de superficialidad y cinismo que une a los organizadores de la prostitución infantil y a los clientes en la intención consciente de aprovechar para su propio beneficio (ya sea la satisfacción económica o de la libido sexual) la evidente incapacidad de las dos niñas de darse cuenta plenamente de las consecuencias de lo que estaban haciendo”.

Y añadió: “en ninguna de las numerosas conversaciones de los acusados surge alguna preocupación o escrúpulo en relación a la opción de inducir a la prostitución de las jóvenes que han salido recientemente de la escuela secundaria; su corta edad es siempre vista como una fuente de mayor atractivo comercial ‘y por tanto de ganancia’ para los explotadores Mirko Ieni y Nunzio Pizzacalla y de placer sexual para los demás”.

Fin del caso

El caso finalizó con la condena de seis años de prisión y una multa de 20 mil euros para la madre de una de las chicas, que estaba al tanto de la situación, así como también diez años de cárcel y una multa de 60 mil euros para Mirko Ieni, uno de los proxeneta que trabajaba con las chicas.

El otro, Nunzio Pizzacalla, fue acusado de reclutar e inducir a las menores a la prostitución y condenado a siete años de prisión.

La Repubblica consignó también las condenas de los otros acusados en el hecho.

“Para el empresario Marco Galluzzo, acusado de haber vendido cocaína a cambio de beneficios, se le dieron tres años y cuatro meses”, partió la publicación.

“Para Francesco Ferraro y Gianluca Sammarone, clientes, se les impuso un año de condena”, añadió.

“Para Mario Michael de Quattro, cuatro años de condena. Y seis años para Riccardo Sbarra, uno de los clientes también acusado de detención y traslado de material de pornografía infantil”, complementaron.

“Baby”, basada en hechos reales

Esta historia es la que toma la serie de televisión “Baby”, que usualmente se compara con la “Elite” española, aunque la diferencia es grande y está inspirada en una historia real.

La producción, lanzada en 2018 y que se desarrolló en tres temporadas, es descrita por Netflix como: “hartas de sus familias y de la escuela, dos chicas adolescentes de la zona adinerada de Roma se internan en el submundo de la ciudad y empiezan a vivir dos vidas”.

Se trata de la tercera serie que realizó la plataforma en Italia y es una adaptación libre del caso “Baby Squillo”, que protagonizaron las adolescentes del barrio Parioli.

Su lanzamiento de inmediato levantó las alertas del Centro de Explotación Sexual de Estados Unidos, que acusó que el show idealizaba la prostitución infantil, señalando que también se mostraba la labor como algo glamuroso y emprendedor, según El País.