Este año, tras los voraces incendios de Palasides y luego de su separación de Lucas Akoskin, Leonor Varela dejó atrás su vida en Estados Unidos y se radicó en Francia, precisamente París, donde pasó parte de su adolescencia.
Hasta allí llegó junto a su hija Luna, de 10 años, esto después de lograr un acuerdo con el padre de la niña de trasladarse a Europa, quien vive en Madrid, con el fin de mantenerse cerca de la pequeña.
“Me estoy dando tiempo para mí, para reflexionar, para estar con mi hija y volver a un lugar que me formó. Mi alma, mi ser, necesitaba ese entorno. Estoy en un período de reinvención personal y esos espacios me permiten extraños silencios: París es una ciudad, pero aun así encuentro tranquilidad, familiaridad y acogida, que tienen que ver con mi adolescencia. Un espacio que me hace muy bien y me recuerda quién soy”, dijo al respecto en conversación con El Mercurio.
No obstante, la decisión de mudarse al viejo continente tiene raíz en la identidad cultural que iba a tener su hija.
“Hace dos años me empezó esta inquietud de sentir que mi hija, que nació en Estados Unidos, iba a ser gringa”, comenzó diciendo al citado medio.
Esta preocupación se generó, pues pensó: “Si yo no la saco de acá, si no le doy otra cultura, voy a tener una hija gringa. Y yo no soy eso, necesito darle otra cosa“.
Aquello se conjugó con la “situación actual, cultural y políticamente hablando” que atraviesa Estados Unidos y que comenzó a agobiarla, dice.
Para la actriz nacional, el hecho de que se quemara la escuela a la que asistía su hija en los incendios forestales que afectaron a California, fue una señal, pues la familia se había trasladado de Ojai a Los Ángeles solo por la educación Waldorf que recibía la pequeña. Ahora, en cambio, recibe clases en línea con el fin de poder pasar tiempo con su padre sin interrumpir su educación.
De acuerdo a Leonor Varela, su estancia en Europa se va a alargar por un año, una especie de “año de prueba” para su familia, aunque devela que ha estado más cerca de Chile que en ocasiones anteriores, esto por las recurrentes visitas a su pareja, el empresario Pablo Courard.