Priscilla Ann Beaulieu Wagner, es la mujer en la que Elvis, descrito en biografías como adicto a las drogas y a las jóvenes vírgenes, posó sus ojos. Era “el rey”, nadie lo cuestionaría, al menos en esa época.

Sin embargo, son otros tiempos. Las acciones de un hombre, venerado (en el pasado) por las masas, ahora tienen el peso del presente. El feminismo, odiado por unos y empujado por otros humanos, les ha otorgado la facultad de pensar mejor algunas historias, como la de este desaparecido artista.

Cuando Priscilla era una adolescente de 14 años, sostuvo un primer encuentro con Elvis. Fue en Alemania, durante 1959, cuando este cumplía servicio militar en esa nación europea. Le había puesto pausa a su carrera artística.

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Tiempo después de esa primera cita, Presley regresó a EEUU, a continuar lo que dejó pendiente en los escenarios, y algo más. Siguió enfocado en la adolescente, cuyos padres se oponían a que se relacionara con un hombre de 24 años. Todo un escándalo en tiempos actuales.

“Mis padres no querían que saliera con Elvis, decían que era demasiado joven, lo cual era verdad”, le confirmó Priscilla a la revista Ladies Home Journal en 1973.

La oposición inicial, como ya todos saben, no surtió efecto.

Se las ingeniaron durante 3 años (de 1959 a 1962), a tener contacto, mayormente de forma telefónica. Sin embargo, ella conseguía reunirse varias semanas al año con su amado “rey del rock”, hasta que a sus padres no les quedó otra que dejarla asentarse cerca de él en Graceland, la mansión de Elvis Presley en Memphis.

La situación no fue fácil. Los padres de Cilla, como Elvis llamaba a Priscilla, no eran precisamente sus fans a quienes tenía embelesados. Medios como El Mundo, de España, han publicado parte de la historia en la que afirma una tensa e intensa negociación entre el artista y los Beaulieu.

Habían puesto dos condiciones: que la joven terminara la secundaria en el colegio católico al que asistía. Lo otro, que se graduara. Lo primero, se cumplió, lo otro no fue posible. La pareja tenía otros planes.

Priscilla mudó sus pertenencias a la casa del hombre que irradiaba fama y fortuna, pero que tenía un presente frenético, producto de una extrema combinación de ambas.

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El rey… de las juergas

Cuando la joven Priscilla se instaló en la casa de su “novio”, no hubo boda, graduación u otra ceremonia inmediata, acorde a los requerimientos de sus preocupados padres.

Lo que sí había era mucha juerga. La fiesta desenfrenada no faltaba en el nido de lujo de la pareja.

Priscilla combinaba su vida diurna con estudios. La nocturna, con fiestas que se extendían hasta la madrugada, en las que el alcohol y los estupefacientes también eran combinables.

En la década de los ochentas, habló al respecto con la revista People.

“En aquellos años sentía que llevaba una doble vida, la chica estudiante de día y la femme fatale de noche”.

Faltaba mucho trecho por recorrer. En 1967, Elvis y Priscilla se casaron en el Hotel Aladdin, en Las Vegas. Más de 100 personas fueron testigos del enlace y de la recepción que se extendió a Graceland, como ya era costumbre, hasta la madrugada, en la que habrían engendrado a su hija Lisa Marie Presley, ya que nació 9 meses después.

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Pero el embarazo de Priscilla estaba marcado no sólo por los síntomas del periodo prenatal. Persistían, además, los otros que indicaban la drogadicción de su esposo y que ella afrontaba en ese delicado tiempo. Fue Priscilla quien lo confirmó posteriormente ante la prensa.

“Tardaba dos o tres horas en despertarse y andaba siempre aturdido e irritable por las pastillas que tomaba para dormir. A veces llegaba a dormir catorce horas al día y la única manera de despertarse era tomándose un dexedrine”, aseguró.

Un divorcio, un “apetito voraz” por las vírgenes y una muerte casi anunciada

Habían pasado 5 años desde la boda de Priscilla y Elvis Presley, cuando ella se dio cuenta de que la desenfrenada vida de su esposo, la alcanzaría junto a su hija.

En 1972, la joven madre solicitó el divorcio al Rey del Rock y consiguió la custodia de su hija Lisa Marie. La corte no puso mayor reparo, porque el presente caótico del cantante era de dominio público.

La juventud y el sentido común la llevaron a tomar tal decisión a sus 25 años.

Para Elvis, la situación fue de mal en peor. Así lo sostiene una biografía no autorizada de Joel Williamson: Elvis Presley: Una vida sureña.

El autor sostiene que este artista intensificó sus adicciones e incluyó la de tener relaciones sexuales con menores de edad que fueran vírgenes.

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“La historia de amor de Elvis y Priscilla acabó de forma humillante con una violación conyugal”, aseguró Williamson.

La separación con Priscilla y el desenfreno diario, fueron el cóctel perfecto, según los relatos no autorizados, que pondrían a Elvis algo más que en entredicho en los cinco años próximos al mediático divorcio.

El 16 de agosto de 1977, millones lloraban la muerte del Rey del Rock, quien sucumbió a un infarto. En esa época, Elvis pesaba 130 kilos. Las drogas habían hecho de las suyas en su organismo, según los partes médicos de la fecha.

Su historia prosigue. Pero no solamente la musical. Lo que en el pasado fue un matrimonio, con una menor de edad, ahora sería todo un escándalo, por obvias razones.

The Sun