Tras décadas de especulaciones, Alberto II, ex rey de Bélgica, reconoció este lunes ser el padre de una hija biológica fuera de su matrimonio.

Su admisión ha sido catalogada como “un alivio” para Delphine Boël, una artista plástica que libró una larga batalla ante los tribunales de su país para lograr que el otrora monarca admitiera su paternidad.

Casi siete años después del inicio de la acción judicial y décadas de rumores, un comunicado de los abogados de Alberto II despejó las dudas al reconocer a Boël como su hija tras incluso verse obligado a someterse a una prueba de paternidad.

“Las conclusiones científicas indican que es el padre biológico de la señora Delphine Boël”, reza el comunicado, según el cual el monarca entre 1993 y 2013 decidió “poner fin a este doloroso procedimiento con honor y dignidad”.

Alberto II, casado en 1959 con Paola Ruffo di Calabria y padre del actual rey Felipe, “detiene de alguna manera la batalla legal y acepta que Delphine Boël se convierta en su cuarto hijo”, dijo su letrado Alain Berenboom a la cadena RTBF.

monarchie.be
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“Es claramente un alivio sentir que a través de la justicia de este país (…) se le dio la razón”, subrayó el abogado de la mujer de 51 años, Marc Uyttendaele, a la cadena RTL, para quien su “sufrimiento” sigue presente.

“Hoy ya no es una paria, ha ganado su caso. No es algo trivial, lo hizo al precio de una dura lucha para ella. El hecho de no ser amada. El comunicado de prensa sigue confirmando esa falta de amor”, agregó Uyttendaele.

Boël siempre ha defendido que nació en 1968 del largo idilio entre su madre, la aristócrata Sibylle de Sélys Longchamps, y el entonces príncipe heredero Alberto, que siempre ha negado ser su progenitor.

Sin derecho al trono

Sus acciones ante los tribunales comenzaron en 2013, cuando el rey Alberto II abdicó en favor de su hijo Felipe.

En 1993, había llegado al trono tras la muerte de su hermano Balduino, que no tuvo descendencia con la reina Fabiola.

Aunque en un primer momento los tribunales ni siquiera le autorizaron impugnar la paternidad del industrial Jacques Boël, la Corte de Apelaciones de Bruselas obligó finalmente en 2018 que Alberto II se sometiera a una prueba de ADN.

El ex monarca, so pena de pagar 5.000 euros diarios si no se sometía a la misma, aceptó en mayo de 2019 someterse a esta prueba de paternidad, cuyos resultados debían permanecer confidenciales.

Con el reconocimiento, Alberto II puso fin a los rumores plasmados en una biografía de 1999 sobre la reina Paola, con quien, además de Felipe en 1960, tuvo otros dos hijos: la princesa Astrid, en 1962; y el príncipe Lorenzo, en 1963.

La incógnita ahora planea sobre la herencia de Delphine a la muerte del ex soberano, de 85 años.

Consultado por la cadena RTL, su abogado Uyttendaele se limitó a señalar que su cliente es “un hijo legítimo como cualquier otro”.

Sobre su inclusión en la linea sucesoria y la asignación de una dotación económica por el palacio real, el profesor de la Universidad Católica de Lovaina, Vincent Dujardin, descartó esta opción en el diario La Libre Belgique.

“Para tener derecho a ascender al trono, un hijo de rey debe nacer de un matrimonio legítimo y consentido por el gobierno, porque la elección de una reina puede tener consecuencias políticas”, explicó.