Chile tendrá su primer Catálogo de Variedades de Trigo, para transparentar la calidad del grano inserto en la cadena productiva del pan, alimento que concentra un gasto promedio mensual de $28.000 por hogar, de acuerdo a la última Encuesta de Presupuestos Familiares del INE.
Este hito para el sector triguero se acordó en el seminario “Sembrando Confianza: Agricultura de Contrato para la Competitividad del Trigo” donde distintos gremios plantearon conformar la red de información en calidad de este cereal.
La nueva plataforma busca ordenar y unificar datos sobre el trigo, mejorar la coordinación entre productores y la industria. Así como fortalecer la competitividad en toda la cadena de valor, es decir, trigo, harina y pan, en una tarea a ejecutarse el 2026.
Esto, de acuerdo a lo confirmado a La Radio por la directora de la oficina de políticas agrarias ODEPA, Andrea García.
“Mejora la coordinación entre la oferta de los granos y la demanda de la industria molinera. El INIA (Instituto de Investigaciones Agropecuarias) elaboró un catálogo de variedades para fortalecer la competitividad de la cadena, trigo, harina, pan y se creó la red de información en calidad de trigo con apoyo de los gremios y de la industria”, señaló.
Asimismo, agregó que gracias a esta red “entre mayo y junio del 2026, se actualizará y ampliará el catálogo de variedades y calidad harinera por región y zona agroclimática. Una herramienta clave para orientar las decisiones de productores y molinos en todo el país, incluida la Región de Los Lagos”.
La producción triguera nacional cobra sentido al observar el peso que el pan tiene en la mesa chilena. La 9° encuesta de presupuestos familiares del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) precisa que el 93% de los hogares promedia $28.000 mensuales de su presupuesto para una compra equivalente a 18 kilos del alimento, convirtiéndolo en el de mayor gasto en la dieta nacional.
Esa demanda se sostiene en el trigo, base de la harina, cultivado por más de 17.000 productores en el país. Cabe destacar que una proporción relevante del cereal aún debe importarse desde Argentina, Estados Unidos y Canadá, lo que mantiene abiertos los desafíos en materia de competitividad y soberanía alimentaria.