Esta nueva indagación, que comenzó el año 2017, congregó a 28 expertos internacionales, donde participó también la Universidad Bernardo O´Higgins (UBO).

Un reciente estudio reveló que el calentamiento global podría provocar la extinción de microorganismos. Esta nueva investigación complementa análisis previos realizados por otros científicos sobre la desaparición de biodiversidad producto del cambio climático, los cuales sólo se habían centrado en plantas y animales.

Los hallazgos demostraron que la actividad humana podría hacer desparecer especies conformadas por una célula (incluyendo bacterias y protistas), afectando a los ecosistemas de todo el mundo.

Los especialistas reunieron datos de la presencia de un microorganismo llamado Apodera vas (que vive en el suelo de bosques lluviosos y de humedales en distintos lugares del mundo). Posteriormente, trabajaron modelos matemáticos que permitieron predecir contracciones o ampliaciones de su distribución bajo distintos escenarios climáticos.

Microorganismos podrían extinguirse por el calentamiento global

“Basamos nuestras predicciones en el microbio Apodera vas porque es un excelente organismo modelo. Esta especie tiene un tamaño, distribución geográfica y función similar a la de miles de microorganismos y, al igual que otros protozoos, contribuye al ciclo de carbono y es sensible a los cambios ambientales“, explicó el Dr. Leonardo Fernández Parra, investigador de la UBO y coautor del estudio.

“Por tanto, si el calentamiento global cambia su distribución geográfica es altamente probable que lo haga también sobre otros microorganismos”, añadió el profesional.

“Usamos datos de una sola especie, pero los resultados pueden ser extrapolados a todos los microorganismos a nivel global. De hecho, las predicciones podrían ser mucho peores para aquellos que tienen una distribución geográfica mucho más restringida o que son mucho más sensibles al calentamiento global”, detalló el académico.

Sobre el impacto del fin de esta especie, Fernández aseguró que no sólo generará ecosistemas funcionalmente discapacitados en esas zonas, sino que además podría causar un colapso en todos los entornos, afectando la fertilidad del suelo, la calidad del aire y agua, desencadenando escasez de alimentos, extinciones masivas, desequilibrios climáticos e incluso poniendo en riesgo la supervivencia humana.

El investigador considera que para evitar que estos escenarios negativos se vuelvan una realidad, habría que tomar múltiples medidas; dentro de ellas el mantener e incrementar las áreas silvestres protegidas y reducir las emisiones de gases contaminantes.