Estudiantes de Ingeniería Civil Aereoespacial de la Universidad de Concepción (UDEC) están participando de una misión espacial análoga que simula una base en la Luna.

La NASA estima que para el 2025 los humanos volverán a la Luna y aquello será el hito que impulsará un nuevo nivel en la exploración espacial, con bases en la superficie lunar, viajes más seguidos y futuras misiones tripuladas a Marte. Frente a ello, los científicos de todo el mundo estudian y analizan cientos de posibilidades.

En Suiza, por ejemplo, se está ejecutando la misión espacial análoga Asclepios, desarrollada por estudiantes de diferentes ramas de la ciencia que, en conjunto con astronautas análogos, realizan simulaciones lunares y otros experimentos.

Este año, se encuentran allí 5 estudiantes chilenos de Ingeniería Civil Aeroespacial de la Universidad de Concepción (UDEC). Se trata de Enzo solar, Nicolás Sepúlveda, Diana campos, Diego González y Matías Bravo, que representan a Chile en este programa internacional y multidisciplinario.

Matías Bravo, estudiante de segundo año en la UDEC que participa de la misión, conversó con BiobioChile sobre este programa y lo que está haciendo allí junto a sus compañeros. El joven comenta que en Ascleplios participan unos 22 países y la misión en concreto cuenta con 60 miembros.

“El equipo de Chile viene trabajando desde la primera edición y esta es ya la tercera edición que se hace”, relata. De hecho, en la misión Asclepios II incluso participó la primera astronauta análoga chilena Tatiana López, una referente del área espacial en Chile, que al momento es bastante limitada.

La misión Asclepios III

La misión consiste en una simulación lunar, donde 10 astronautas pasarán dos semanas simulando estar en una base en la Luna y cuenta con un amplio equipo científico detrás, de preparación y post procesamiento de datos, del que son parte Enzo, Nicolás, Diana, Diego y Matías.

Esto tiene lugar en Sasso San Gottardo en los Alpes suizos, un fuerte histórico que se construyó durante la Segunda Guerra Mundial.

Se escogieron a 10 astronautas de los cuales 6 estarán en una base y el resto trabajarán como en el centro de control asistiéndolos, junto a otro equipo. Entonces esta misión se llaman misiones análogas porque simulan cómo sería vivir en una base, en este caso en la Luna”, explica Matías Bravo.

Allí, los astronautas realizan experimentos médicos, como estudios del sueño, cómo reaccionan al estrés, experimentos químicos y otras disciplinas que en el futuro podrían impulsar nuevas tecnologías para la exploración espacial.

Asimismo, empresas privadas que colaboran con la misión también testean sus nuevas tecnologías en este espacio. “Prueban sus prototipos como por ejemplo hay un rover (vehículo espacial) o tecnología médica. De esa clase de tecnología y se ocupa en su mayoría para ser desarrollada y validada para en un futuro ocuparla en el espacio”, apunta Bravo.

En la misma línea, el estudiante destaca que el equipo de Asclepios es interdisciplinario; “cuenta con personas que estudian medicina, neurociencia, ingeniería aeroespacial, ingeniería mecánica, gente que estudia química. Hay muchas áreas involucradas en esto”, dice.

Además, es la única misión análoga espacial organizada y desarrollada sólo por estudiantes. “Todas las personas que trabajan en el proyecto son puros estudiantes de todas las partes del mundo a diferencia de las otras misiones espaciales donde trabaja gente profesional. Acá son puros estudiantes desde el grado universitario hasta máster o PhD que están trabajando acá. Entonces, si pusiéramos las personas en un rango etario es como entre 20 a 28 años“, explica.

¿Qué hacen los estudiantes chilenos en la misión lunar análoga?

El equipo chileno que ha participado en Asclepios, gracias a la unión de la Universidad de Concepción al programa, ha ido variando misión a misión y pese a que son estudiantes de la misma carrera y casa de estudios, están distribuidos en diferentes equipos.

Según explica Matías, tres de los estudiantes chilenos se encuentran en el equipo de diseño, donde organizan todo lo que ocurrirá dentro de la misión, como plan de vuelo, experimentos científicos y coordinar a todos los equipos. Mientras que los otros dos estudiantes de la UDEC se encuentran en el equipo de comunicaciones y el de ciencia.

Cabe destacar que el equipo de la UDEC son estudiantes de distintos años de la carrera, entre segundo y sexto, y entraron al programa por iniciativa propia y con apoyo de recomendaciones de profesores, no hubo un proceso de selección formal.

De igual forma es importante destacar que la universidad es una de las pocas del país que imparte una carrera de ingeniería aeroespacial. “Es la única carrera en Chile como tal. Existen otras relacionadas al área aeronáutica creo que son como técnicos en aeronáutica y creo que están en Santiago pero esta es la única carrera enfocada en el espacio como tal”, detalla Bravo.

La misión además, se extiende por un año, aunque en estricto rigor los astronautas pasan sólo 14 días en la simulación, el resto de tiempo se divide entre preparación y análisis de los datos recogidos de los experimentos.

Nosotros nos encargamos de organizar toda la infraestructura y todo el equipo humano que hace posible la misión, entonces llegamos por ejemplo el 9 de julio a Suiza a trabajar y estuvimos como una semana preparando todo ahora ya llevamos como 5 o 6 días de misión con los astronautas, que estaban en cuarentena por así decirlo, encerrados en la base”, detalla.

“Y ya luego de la misión viene como una post misión en la que estamos como 3 días programando todo y después viene un proceso que es el análisis de los datos generados ya que hay experimentos médicos y científicos que generan muchos datos los cuales tienen que ser procesados. Después se generan informes y ahí se entienden los resultados de todos los experimentos que se realizaron”, agrega.

El espacio es cada vez más accesible

Sobre su experiencia en Asclepios III, Matías remarca que “es interesante poder trabajar con personas de todo el mundo ya que hay muchas nacionalidades. Es un intercambio cultural grande el que se da porque nos estamos quedando todos en un búnker somos como 25 personas y hay gente de muchos lados”.

Además “es un trabajo super técnico”, dice, ya que cada una de las personas de la misión tiene un rol que hace que funcione el resto “si no está en ese rol no todo se va a ejecutar como estaba planeado”.

Por otro lado, enfatiza en la posibilidad de visibilizar este tipo de estudios y acercar la exploración espacial a Chile. “Es como una oportunidad igual súper rara, se da muy poco porque al menos en nuestra carrera en Chile entra super poca gente y es mucha menos la que viene a trabajar a este tipo de misiones“, señala.

En la misma línea, destacó el apoyo a los jóvenes que se interesan por este tipo de ciencia. “Yo creo que es importante que la gente sepa igual que el espacio cada vez está siendo un poco más accesible, que cada vez hay más oportunidades que hay instituciones que se encargan de apoyar a la gente joven“.

“En nuestro caso la universidad fue nuestro pilar para poder concretar el viaje, pero igual siento que cada vez es un poco más fácil. Ahora por ejemplo en Argentina están desarrollando lanzadores espaciales, Brasil también está haciendo lo mismo. Entonces cada vez la tecnología espacial se está haciendo un poco más accesible y se está democratizando el espacio“.

“Es importante para la gente joven, los estudiantes que están por ejemplo saliendo del colegio, que les interesa el espacio también sepan que es posible llegar a trabajar en misiones espaciales y cada vez es un poco más cercano a Latinoamérica. Porque en Latinoamérica la verdad es que no es muy visible todo esto, todo lo que tiene que ver con el espacio, porque siempre han sido proyectos que se desarrollan en otros países ya son potencias mundiales”, concluye.

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