La deportista española de élite, alpinista y escaladora, Beatriz Flamini abandonó este viernes la cueva en la que permaneció sola durante 500 días a 70 metros de profundidad, sin poder averiguar el paso del tiempo, un desafío que definió como "excelente e insuperable".

La española Beatriz Flamini pasó 500 días aislada en una cueva a 70 metros de profundidad, sin noción del paso del tiempo. Entró el 21 de noviembre de 2021, y salió este 14 de abril. Con ello, batió un récord mundial.

Al salir, reveló que además de no saber el paso del tiempo, lo sintió como un período mucho más corto. “Entre 160 y 170” días, en sus palabras. Incluso, se sorprendió cuando bajaron a buscarla: “Pensaba que bajaban a decidirme que tenía que salir porque había ocurrido algo en el exterior. Me han pillado durmiendo o, bueno, dormitando. He visto a David, el coordinador del equipo de asistencia… y bueno no voy a decir más porque si no no vais a leer el libro”.

Desde Gualchos, Granada (España), la deportista habló finalmente tras su encierro voluntario, detallando lo que califica como una “aventura muy personal” durante la cual no tuvo “ningún mal momento”. Su único contacto con el exterior ocurría cuando dos espeleólogos del Grupo de Actividades Espeleológicas de Motril le proveían -sin contacto- alimento y bebestibles, Flamini vivió todo este tiempo sola y grabándose con dos GoPro en base a las cuales se producirá una película.

Dedicaba sus horas a pintar, leer y hacer ejercicio, según constató El Mundo. También intentó encontrar dos botellas de vino que su equipo ocultó en la cueva, pero no lo logró.

A veces aturdida y siempre sonriente, Flamini compareció, sin gafas de sol, ante la prensa poco después para relatar este desafío que le ha regalado momentos “difíciles y muy bonitos” durante más de dieciséis meses, en los que nunca encontró la forma de averiguar el transcurso de los días.

“En la cueva he respetado mucho el silencio, no emitir ninguna comunicación. No hablaba sola, sólo hacía un alarido, ¡no!, porque la cueva estaba llena de agujeros y cuando se me caía algo lo perdía”, relató.

La deportista de élite, alpinista y escaladora Beatriz Flamini (d) es recibida a su salida de la cueva de Motril.
Agencia Efe

El proyecto se manejó bajo el máximo secreto, por decisión de la misma deportista.

Flamini reconoció que durante el tiempo que estuvo bajo tierra vivió momentos complicados como una invasión de moscas o alucinaciones auditivas. “Lo más duro fueron las moscas. Hubo una invasión de moscas, pusieron larvas y no lo controlé. Pero todo ha sido estupendo”, sostuvo.

El “truco” para afrontar situaciones extremas está en centrarse “en el aquí y en el ahora”, aseguró.

Sin conocer aún lo ocurrido en el mundo durante este tiempo –“estoy anclada en el 21 de noviembre de 2021”, fecha en la que entró- dijo, esta deportista de élite aseguró que nunca pensó en abandonar, “de hecho, no quería salir”.

Flamini reconoció que conocía antes de entrar los riesgos, especialmente psicológicos, a los que se enfrentaba, pero nada de lo que dejaron escrito los psicólogos le ha ocurrido a ella, salvo “alucinaciones auditivas porque estás en silencio y el cerebro se las inventa”.

Sí necesitó que le repitieran en alguna ocasión las preguntas de los periodistas por la pérdida de memoria a corto plazo que crean estas situaciones, que le servirán como entrenamiento de fortaleza mental para otros proyectos que tiene en mente.

Recién salida

La deportista, que entró en una cueva de la localidad granadina de Motril (sur) con 48 años, salió con los 50 cumplidos, contó durante todo este tiempo con el apoyo del espeleólogo Francisco Hoyos, coordinador de la asistencia que le ha cuidado en la sombra.

A primera hora de este viernes bajaron a la cueva dos espeleólogos y una psicóloga para dar cobertura a la deportista en su salida al exterior, que se prolongó unos 40 minutos, constató Agencia Efe.

A la salida agradeció la profesionalidad del grupo de psicólogos, espeleólogos y entrenadores físicos involucrados en el proyecto porque sin ellos no hubiera sido posible, dijo.

La deportista de élite, alpinista y escaladora Beatriz Flamini (c), acompañada por el presidente de la Federación Andaluza de Espeleología, Francisco Hoyos (i), y por David Reyes (d), el espeleólogo coordinador de la asistencia que le ha cuidado en la sombra, da una rueda de prensa tras salir de la cueva.
Agencia Efe

Durante todo este tiempo, ella fue dejando tarjetas de video que grababa en una zona de la cueva programada con los espeleólogos, donde también se producía la entrega de alimentos y retirada de basura, sin comunicación alguna.

Esta vivencia forma parte del proyecto “Timecave”, que se inició hace dos años, cuando esta deportista española apasionada de expediciones en solitario por las cimas más altas del mundo y experta en autosuficiencia contactó con la productora Dokumalia para plantearle el reto de permanecer sola y sin contacto exterior en una cueva durante 500 días.

La productora registró su vida cotidiana a 70 metros bajo tierra, que grupos de investigación de las universidades de Granada y Almería han seguido de cerca para estudiar cómo afecta el aislamiento social y la desorientación temporal extrema a la percepción del tiempo.

Además de los cambios neuropsicológicos que ha conllevado este tremendo desafío ante la soledad, la ausencia de luz natural y el aislamiento cognitivo y social.