A 400 kilómetros de altitud y 27.600 kilómetros por hora. A bordo de la Estación Espacial Internacional, el comandante Chris Hadfield se prepara para dar su primera caminata espacial.

En Houston, Texas, los controles siguen atentos a cada detalle. Ya al interior de su traje presurizado, abre la escotilla y sale al espacio exterior.

“Es una perspectiva totalmente diferente. Uno no está mirando hacia el universo, sino que sientes cómo la Tierra y uno viajan juntos por el universo. Hay una negrura insondable”, describiría posteriormente el astronauta canadiense.

“De repente, mi ojo izquierdo se cerró de golpe con un gran dolor. Y yo no sabía por qué. No podía entender por qué mi ojo no estaba funcionando”, relató el astronauta, quien dio una charla TED sobre su caso.

Chris Hadfield
Chris Hadfield

“Decía ¿y ahora qué hago? Bueno, quizá por eso tenemos dos ojos, pensé, y seguí trabajando”, continuó Hadfield.

Allí, suspendido en el espacio y con un solo ojo disponible, se concentró en el experimento para el que se había preparado hace más de veinte años, que es lo que puede extenderse la dura carrera para convertirse en astronauta.

La ISS (sigla en inglés de la Estación Espacial Internacional) es escenario de más de doscientos experimentos realizados por investigadores de distintas partes del mundo.

Con capacidad para seis personas, la estructura de 45 toneladas da la vuelta a la Tierra 16 veces al día. Sus pasajeros, pueden ver un amanecer o atardecer cada 45 minutos y sin gravedad, deben acostumbrarse a una vida completamente distinta a la terrestre. Por ejemplo, no existen chorros de agua, sólo flota. Precisamente ese fue uno de los principales problemas que enfrentó Hadfield en ese momento.

@iss_research | Twitter

Su ojo comenzó a lagrimear. “Por desgracia, sin gravedad, las lágrimas no caen. Uno termina con una bola cada vez más grande de agua hasta que finalmente es tan grande que la tensión superficial la lleva por el puente de la nariz como una diminuta cascada que pasa al otro ojo. Ahora estaba completamente ciego. Fuera de la nave espacial”.

Mira aquí un ejemplo de lo que sucede con las lágrimas en el espacio.

“No puedo ver, pero puedo oír, puedo caminar. Scott Parazynski está aquí conmigo. Él podría venir en mi ayuda. En realidad practicamos rescate de tripulación incapacitada, así que podría llevarme como un dirigible y meterme en la esclusa de aire si tuviera que hacerlo”, pensaba el comandante en ese momento.

Luego, su compañero de labores lo acompañó de regreso a la Estación, donde con un cotonito limpió sus ojos y descubrió que sólo se trataba de una mezcla de jabón y aceite usada como antiniebla. “Desde ese día usamos no más lágrimas de Johnson’s”, dice ahora riéndose el investigador.

Los seis meses de Chris Hadfield por la Estación no pasaron desapercibidos. Su legado más difundido son una serie de experimentos en video donde muestra la cotidianidad al interior de la nave.

Entre ellos, destaca una versión de Space Oddity de David Bowie, grabada en la mismísima ISS y con imágenes de la vista de la que disfrutaba mientras flotaba mirando la Tierra como pocos pueden hacerlo.

Mira aquí la charla de Hadfield en TED.