Hace un par de semanas tuve el agrado de recibir un mensaje de un auditor que me relataba la extraordinaria aventura que le ocurrió a raíz de una de mis crónicas del 2011 donde toqué el tema del “Bitcoin”.

La novedosa moneda digital, que quizás podría reemplazar al dólar y al resto del dinero que circula en el mundo. Por pura curiosidad, mi amigo, se gastó unos $24 mil en comprar $50 dólares, y con ellos adquirió dos unidades de esa misteriosa moneda digital que puede, sin embargo, comprar cosas y pagar servicios.

En esos momentos, el Bitcoin era un poco más que una cosa pintoresca, aunque la habían inventado hace ya dos años, su valor práctico había sido insignificante aunque súbitamente ya se estaba cotizando a la par con el dólar.