El jueves pasado se dio a conocer un angustioso informe sobre el derretimiento de los hielos en la Antártida, que dice que el proceso comenzó a acelerarse en los últimos cinco años hasta triplicar los millones de toneladas de hielo que se desprenden y son arrastrados como enormes témpanos que terminan fundiéndose en el mar.

Hasta hace poco años existía información errónea que negaba el derretimiento de los hielos antárticos hasta que las nuevas observaciones satelitales mostraron que parece ser incluso más acelerado que en Groenlandia y el resto del Ártico.

El fenómeno está alterando el curso de las corrientes oceánicas y de los vientos, acentuando el cambio climático con zonas de mucho frío frente a otras de calores insoportables.

El cambio climático unido a la polución ácida del agua de mar, a la repugnante acumulación de basura y plástico, con la sobre explotación de las pesquerías, están produciendo nuevas zonas muertas, completamente desprovistas de vida y con angustiosa falta de alimento para la fauna marina.

Científicos han hecho una alerta mundial, ya que en esta situación podría llevar a la muerte del 70% de la humanidad.

¿Cómo es posible que en Chile el presidente haga un llamamiento a acelerar todavía más la explosión demográfica y se haya atrevido a calificar la planificación familiar como si fuese una enfermedad social?.

La respuesta se da porque hay un sector enorme de la población que está durmiendo en un estado mental irrisorio, que prefiere negar la realidad y empeñarse en creer que todo está bien y eso porque desde la niñez nos han venido impregnando, de miedo, e culpa y de negación de la realidad.

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