Militares peruanos llegarían la próxima semana a la frontera que comparten con Chile, escenario donde ya se observa una presión creciente de migrantes en tránsito y una tensión diplomática.
La decisión del gobierno de Perú de militarizar la zona fronteriza ha despertado preocupación en autoridades chilenas y generado expectativas entre quienes intentan cruzar a diario ese límite internacional.
La próxima llegada de las Fuerzas Armadas de Perú al área de Tacna busca frenar el aumento de migrantes irregulares que abandonan territorio chileno.
El presidente interino peruano José Jerí detalló: “El motivo de la visita a la región de Tacna es justamente para anticipar problemas que eventualmente pueden suceder”.
Jerí sostuvo que la inminente declaratoria de estado de emergencia en esta y otras zonas fronterizas pretende ofrecer respaldo a la Policía Nacional, permitiendo que el Ejército evite el ingreso irregular de miles de extranjeros.
De acuerdo con un reciente reporte de DNews, la medida abarca varios kilómetros de frontera vigilada y responde a la percepción de un incremento en el flujo de personas que han decidido dejar Chile, especialmente tras los anuncios del candidato presidencial José Antonio Kast respecto a su propuesta de cierre fronterizo.
Según el propio Kast: “Perú tomó una terminación y decretó un estado excepcional en su frontera porque había aumentado el flujo migratorio de salida de Chile de personas que, con buen sentido, dicen: ‘Vamos a escuchar lo que está diciendo un eventual futuro presidente de Chile, que nos está señalando que tenemos que tomar nuestras cosas y partir si alguna vez queremos volver a entrar a Chile de manera regular’”.
En alerta
La preocupación central no solo se explica por el cruce de personas. El gobernador regional de Arica y Parinacota, Diego Paco, advirtió en entrevista con Meganoticias que “el problema es que ya hace una semana ha incrementado exponencialmente la aglomeración de las personas”.
El área binacional entre los complejos fronterizos de Chacalluta y Santa Rosa se convierte en terreno de nadie al caer la noche, cuando decenas y en ocasiones más de un centenar de migrantes esperan el momento conveniente para intentar pasar hacia Perú, según registros periodísticos.
Esta zona limítrofe, de poco más de dos kilómetros de distancia entre instalaciones de control, se ha transformado en el principal punto de encuentro de los migrantes que buscan dejar Chile.
El gobernador Paco explicó: “No existe un plan de contingencia claro para el manejo de un eventual cierre fronterizo total por parte de Perú, ni coordinación directa con las autoridades peruanas o de otros países fronterizos”.
Además, la autoridad recalcó la necesidad de una respuesta estatal robusta y la urgencia de implementar tecnología avanzada en el complejo de Chacalluta, que a su juicio carece de sistemas de televigilancia y reconocimiento facial.
Impacto regional
La situación migratoria en la frontera de Chile y Perú se ha agudizado en los últimos años, presionada por los desplazamientos de ciudadanos, principalmente venezolanos, ecuatorianos y colombianos, que buscan alternativas laborales o de refugio.
Según cifras señaladas por Ex-Ante, hasta diciembre de 2023 residían en Chile 1.918.583 extranjeros, de los cuales más de 300 mil permanecían en situación irregular.
El origen de esta oleada migratoria reciente se relaciona además con la debilidad política en Venezuela. Existe temor ante una eventual nueva oleada hacia el sur producto de la crisis venezolana y las políticas restrictivas planteadas por candidaturas emergentes en Chile.
El plan gubernamental de Kast plantea una “Política Nacional de Cierre Fronterizo a la inmigración ilegal, para reforzar la soberanía en todo el territorio nacional, incluyendo la frontera terrestre, los puertos y la dimensión aérea”, cuyo despliegue implicaría barreras físicas y una nueva tipificación del delito de inmigración irregular.
El anuncio
Durante la visita al complejo Fronterizo Santa Rosa, José Jerí reafirmó en la plataforma X: “Debemos dejar que nuestras fronteras sean consideradas coladeras y que el Estado tenga presencia real que genere impacto y desarrollo. Por lo pronto, para pedir apoyo en el resguardo de nuestra frontera en el sur por parte de las FF.AA., decretaremos estado de emergencia en las provincias limítrofes”.
El anuncio peruano intensificó la presión sobre el mandatario chileno, Gabriel Boric, a quien figuras de la oposición y autoridades de la macrozona norte han instado a viajar a Arica para evaluar la situación.
“Le estamos pidiendo al presidente de la República, Gabriel Boric, que venga a la región de Arica y Parinacota, que venga a tomar decisiones claves y acciones concretas para poder resguardar todo lo que eventualmente se podría prevenir”, urgió Paco en DNews.
Mientras tanto, la ministra de Defensa de Chile, Adriana Delpiano, matizó el contexto: “La decisión de Perú es una medida autónoma y no responde a ninguna situación hostil”.
El ministro de Seguridad Pública de Chile, Luis Cordero, confirmó que el gobierno chileno había anticipado ese escenario y recalcó que la frontera se mantiene sin alteraciones operativas “hasta el momento”.
Protocolos y limitaciones
El refuerzo militar en la frontera se produce luego de que, en abril de 2024, el director del Servicio Nacional de Migraciones, Luis Eduardo Thayer, firmó una resolución que modificó los protocolos de reconducción de migrantes.
El documento estableció nuevas instrucciones a Carabineros y al Ejército tras las dificultades para entregar a extranjeros a autoridades bolivianas por la negativa del gobierno de Luis Arce a colaborar, una situación que derivó en el estancamiento de migrantes en zona de frontera y la necesidad de interceptar a más de tres mil personas de nacionalidad venezolana solo entre marzo y abril de 2022.
En el sector de frontera, el gobernador regional de Tacna, Luis Torres Robledo, fue explícito al exponer que la capacidad de vigilancia peruana está limitada por falta de efectivos y patrullas: “El plan inicial incluye la adquisición de más vehículos para el patrullaje, el incremento de agentes y el fortalecimiento de operativos preventivos”.
Torres Robledo advirtió que, si Chile realiza expulsiones masivas, la presión migratoria podría redirigirse a Perú y otros países vecinos, con efectos impredecibles.
Realidad nocturna
Durante las noches, el fenómeno de los cruces irregulares se intensifica. Según información de Meganoticias, familias completas esperan la oscuridad para avanzar hacia la línea divisoria, auxiliados muchas veces por intermediarios conocidos como “borreros”, quienes cobran por guiar a los migrantes por rutas lejos del circuito formal.
En testimonio al mismo medio, la ciudadana Jacqueline Contreras relató: “El control es malo, porque si obviamente llegan y pasan, es porque es malo. Debería haber mucho más control, porque hay muchas pasadas de repente ilegales”.
La convivencia con estos movimientos incide además en la economía local, por la aparición de servicios informales y redes de tráfico vinculadas al fenómeno migratorio.
El flujo irregular también puede derivar en situaciones humanitarias complejas: tanto Tacna como Arica han debido habilitar albergues provisionales, aunque su capacidad resulta baja frente a la magnitud de la demanda, de acuerdo a expertos.
Estado de emergencia
En este contexto, Diego Paco también advirtió: “Con el pasar de los días, finalizando diciembre, hasta marzo, incluso, puede solamente aumentar exponencialmente la cantidad de personas varadas en la zona fronteriza, en caso de un cierre o refuerzo militar por parte de Perú”.
El gobernador describió cómo muchos migrantes permanecen en el área limítrofe entre complejos fronterizos, donde pueden estar durante toda la jornada hasta que en cuestión de horas desaparecen, aunque la cantidad exacta de quienes logran avanzar o deben regresar a Chile sigue siendo desconocida.
El último despliegue presidencial chileno en la zona norte ocurrió hace más de un año y, de acuerdo con testimonios recogidos por DNews y Meganoticias, la falta de coordinación efectiva con autoridades regionales ahonda el escenario de incertidumbre.
Al cierre de la presente nota, Luis Ramón, actual gobernador de la región Tacna, solicitó por escrito al presidente José Jerí que declare en estado de emergencia la frontera de Tacna y Tarata por la crisis migratoria.
Indicó que debido “al crecimiento de los problemas migratorios; esta medida es fundamental para poder hacer frente a la situación y garantizar la estabilidad y seguridad de nuestra población”.
La mañana del 28 de noviembre, un grupo numeroso de migrantes bloqueó el paso entre Tacna y Arica. Los manifestantes colocaron piedras, colchones y equipaje sobre la vía internacional, reclamando el ingreso a territorio peruano para, según indicaron, retornar a sus países de origen.
El bloqueo generó una extensa fila de vehículos, incluidos camiones y buses interprovinciales, tanto del lado chileno como del peruano.
En uno de sus últimos tuits, Jerí confirmó que oficializará la militarización: “Nuestras fronteras se respetan. Se está convocando a Consejo de Ministros extraordinario para declarar, conforme a lo anunciado, el estado de emergencia y así redoblar esfuerzos con las FFAA en su vigilancia”.