Su obra “Putamadre” aborda el comercio sexual como un debate pendiente dentro de los feminismos y al asunto migrante como “una estrategia para precarizar y aprovecharse de una crisis humanitaria”, en palabras del académico de la UAHC y director de las obras “Inútiles” y “Los Justos”.

El actor, director y dramaturgo, Ernesto Orellana, concluyó recientemente una pasantía en el New York Theatre Workshop de Dartmouth. Ahí perfeccionó la técnica representativa y conceptual sobre intereses claves de su obra como arte, política o el desplazamiento migrante, que retoma esta vez con “Putamadre”. El autor de obras como “Inútiles” y “Los Justos, dirige el egreso de los alumnos de la Escuela de Teatro de la UAHC, a través de una dramaturgia dura y corrosiva sobre prostitución y migrantes.

En este montaje, Orellana aborda la historia de Nora, una madre y prostituta que se hace cargo de una inmigrante que también realiza este oficio. Pese a vivir en la periferia, en un campamento, Nora adopta un espíritu de clase alejado de la heterosexualidad y dará la pelea por educar a su precaria familia con su propia moral de prostituta, es decir, condenando el relato a su clan a vivir bajo normas estrictas de la masculinidad hegemónica que, a su vez, genera feminismos abolicionistas dentro del trabajo sexual.

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El director de esta pieza colectiva explica que el texto mantiene un discurso que evoca, a partir de estos temas más sombríos, el siempre pertinente debate sobre la lucha de clases, la pobreza, la prostitución como ejecución de la violencia de género y en general los nuevos asedios a la familia chilena hoy. “Llegamos a estos temas como manera de cuestionarnos el rol que tiene el teatro en la sociedad en tanto provocar y problematizar de manera aguda y políticamente contingente temas que son necesarios de conversar. La prostitución es también un problema dentro de los feminismos porque estos apelan a la emancipación de los cuerpos femeninos y hay debates inconclusos sobre qué es el feminismo en el entorno de la prostitución, es un debate que en Chile no se ha dado y que es necesario reflexionar con altura de miras”, explica el dramaturgo.

Un feminismo popular sospechoso

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Sobre estas urgencias, el director recuerda el sensible momento de las políticas migratorias chilenas que no se han allanado a las exigencias de los acuerdos de la ONU. El lugar provocador del arte (el teatro en este caso) el que no está llamado a dar respuestas, sino a generar preguntas agudas. “Ahí surge el tema de la migración, que viene a problematizar la forma en que Chile se sirve del migrante al que se utiliza, muchas veces, al servicio de intereses que le son convenientes al país. Lo que hacemos es denunciar que la migración no es un tema social-país sino un tema económico-país, entonces la migración pasa a ser un derecho cuando pasa a llevar libertades económicas cruzadas y se vuelve un tema político cultural”, plantea Orellana.

La obra también entrega guiños en los que denuncia cómo la derecha tradicional usa iconos históricamente de izquierda o feministas para sus propios intereses. “No es ingenuo que la UDI diga que es “feminista” cuando sus principios ideológicos son absolutamente contra humanos. El teatro lo que tiene que hacer es develar este tipo de contradicciones de un país y sus clases dominantes”, sostiene.

-La obra se estrena justo en momentos en que las políticas migratorias del presidente desconocen acuerdos internacionales que amaran esos derechos humanos…

– Cuando en Chile uno ve al Presidente de la República en septiembre de 2018 avalando los pactos internacionales sobre migración y hace pocos días diciendo todo lo contrario, es evidente que lo que está cruzándose son intereses económicos. Porque si existen tratados de libre comercio por qué ahora la soberanía se pone en valor cuando los tratados de libre comercio han hecho que perdamos la soberanía. Entonces sabemos que esto es una estrategia para precarizar y aprovecharse de una crisis humanitaria de refugiados, que están asociados a determinadas clases sociales, entones es una decisión muy fascista lo que están haciendo.

La obra “Putamadre” de Ernesto Orellana es protagonizada por Leyla Ponce, Paulina Valdenegro, Esperanza Vega y Cristofer Caro. La asistencia de dirección es de Macarena Guzmán y el diseño integral es de Camilo Saavedra.

La obra tendrá funciones a las 20:00 Hrs en la Sala Juan Radrigán (Almirante Barroso 352, Santiago. Metro Santa Ana) los días 14, 15, 17, 18, 19, 20 y 21 de éste mes. La entrada es gratuita pero con cupos limitados según orden de llegada.