El 27 de marzo pasado, en el recinto techado del Palau Sant Jordi de Barcelona, Love of Lesbian realizó un masivo concierto experimental (y presencial) con 5.000 espectadores, cada uno con mascarilla pero sin distancia física.

La cita, que contó con la presencia de la chilena Ana Tijoux en la canción “Universos infinitos”, era también un experimento de la organización catalana Festivals x Cultura Segura, que pretendía verificar cuán transmisores podían ser estos eventos.

Para ser parte del recital, cada asistente debía someterse a un examen PCR con resultado negativo. 15 días después, se detectaron seis casos positivos, y de estos, se estableció que hay altas probabilidades que cuatro de ellos se hayan producido en contextos ajenos al show.

Concierto de Love of Lesbian en marzo | Agence France Presse

En los dos restantes, según el doctor Josep Maria Llibre, miembro de la Fundación Lucha contra el Sida y las Enfermedades Infecciosas y el Hospital Germans Trias i Pujol, “las posibilidades de que estas personas se hubiesen contagiado en el acto son mínimas”, señala el diario El País de España.

“No hay ninguna señal que sugiera que se produjo una transmisión dentro del evento, que era el objetivo de este análisis… Con ventilación optimizada, cribaje de antígenos y uso de mascarilla se puede garantizar un espacio seguro”, afirmó.

A pesar del balance optimista, aún quedan dudas a resolver de cara a una reapertura española. Una de ellas, tiene relación con la vigencia temporal de las pruebas de antígenos que se usaron en este ensayo, y otra es determinar si las personas vacunadas deben someterse a dichas pruebas. “Un vacunado, aun con escasa carga vírica, puede contagiar”, aseguró Clotet.

La toma de muestras, además, supone un problema para las salas de concierto pequeñas y medias, muchas veces sin recursos para costearlas. “Casi nadie podrá abrir mientras no haya unos protocolos claros que no descarguen en las mismas salas la realización de las pruebas”, señalaron Carmena Zapata, responsable de la Asociación de Salas de Conciertos de Catalunya, y Alberto Guijarro, encargado de la sala Apolo.

El festival Cruïlla, a realizarse en julio en Barcelona con 25.000 personas diarias en tres jornadas, realizará un experimento similar con sus asistentes. En París, el gobierno francés anunció que también repetirá la experiencia.