Su quiebre con su expareja Nacho Palau, el alejamiento físico de dos de sus cuatro hijos, el juicio por su tuición, la pérdida de su voz y su episodio con las drogas fueron algunos de los tópicos de la comentada entrevista que Miguel Bosé concedió a Jordi Évole en el canal La Sexta de España.

“Hay un plan urdido que no se quiere que se sepa. No es pensar que estoy en posesión de la verdad, es la verdad. Soy negacionista, es una postura que llevo con la cabeza bien alta”, comentó sobre la pandemia, tema que abordará en extenso en la segunda parte de la entrevista.

En la primera entrega, abordó en extenso su relación con las sustancias ilícitas, haciendo un mea culpa: “He tenido años salvajes en los que descubrí la parte oscura que todos tenemos: drogas, sexo a lo bestia, sustancias…”.

Sobre lo mismo, recordó una anécdota: “Llamé a unos amigos de madrugada y les dije: ‘Quiero ir de fiesta’. Esa noche me tomé mi primera copa y me metí mi primera raya, que me duró una semana; me salió baratísimo”.

“Pensaba que era una parte necesaria, ligada a la creatividad. Pero cuando el consumo es habitual, las drogas dejan de ser un aliado y pasan a ser enemigos”, reflexionó Bosé.

En relación a sus adicciones, en específico a la cocaína, detalló: “Se convirtió en una dependencia diaria, empezó a perder la gracia y a causar problemas serios. He llegado a consumir casi dos gramos diarios, más fumar maría (marihuana), éxtasis… Lo dejé todo el mismo día, hace siete años. Subiendo unas escaleras hacia un escenario para un ensayo, mi road manager me dijo: ‘Está todo preparado’. Y yo le contesté: ‘Se acabó"”.

Consultado sobre por qué ha perdido la voz, el español lo relacionó -sin mencionarlos directamente- con el quiebre de su expareja y el alejamiento de dos de sus hijos (los nacidos biológicamente de Nacho Palau, que viven en España mientras el cantante reside en México con sus otros dos niños).

“Mi voz va y viene. Su raíz es emocional. Empiezo a perderla en el momento en que mi familia, esa en la que yo creo… Bueno no se llama familia, es una especie de acuerdo de convivencia que tienen dos personas que tuvieron una relación y que deciden seguir adelante con buen rollo para que los hijos de ambas partes puedan continuar creciendo juntos como lo que ellos pensaron desde el primer día que eran, hermanos”, aclaró.

“Cuando mi relación de pareja empezó a ir mal, cuando el amor no existe, cuando el enamoramiento ha desaparecido, cuando la amistad y el buen rollo se difuminan y cuando se pierde la admiración, cuando todo se derrumba… En mi caso por discreción, por responsabilidad, por educación también, aguantas. Y estalla. Estalla mal y empiezan los problemas serios. Y, para mí, uno de esos problemas fue la voz. Ahora puedo hablar, pero he llegado a no tener voz, cero”, lamentó el actual jurado del programa de TV “La Voz de México”.

También habló de su padre, el fallecido torero Luis Miguel Dominguín, de quien se alejó paulatinamente en sus últimos años de vida.

“(Una vez) me forzó a cazar una cierva. Le disparé y la maté y en el momento de destripar, que es lo que se hace para llevarse los animales después a casa, salió un bambi, le faltaban días para nacer. Reaccioné muy mal, le di puñetazos, lo llamé hijo de puta y me fui. Me llamó cobarde, pero me planté y se dio cuenta de que no iba a ser fácil”, dijo.

“Supongo que soy el resultado de dos ADN muy fuertes y eso se nota en la paternidad. Soy padre soltero… Con ellos (sus hijos) soy amoroso, cuidadoso y autoritario. Soy padre y madre, no tengo tata, están acostumbrados a eso desde un principio y lo llevamos muy bien”, añadió.