La cuarentena, el confinamiento, el autocuidado, le vinieron bien a Fabiana Cantilo, la “princesa del rock argentino”, la misma que esta noche se reencontrará con su público sudamericano en el tercer concierto vía streaming de su carrera; un formato y un modo de vida en el que asegura sentirse cada vez más cómoda.

Además de repasar su carrera solista, la trasandina presentará un set que entremezclará folclore y rock, además de las canciones de su más reciente disco, Cuna de piedra, donde describió con meses de anticipación la vida en aislamiento y en modo reflexión. El espectáculo fue bautizado como “Ya sé qué hacer con mi voz”.

Aquí, Cantilo habla de los cambios que ha experimentado este año, de la oferta de Netflix para llevar su vida a la pantalla chica, de Lastesis, de los vertiginosos años del rock argentino de los ochenta y de la única certeza que por estos días la mantiene en pie: “El mundo ya cambió y fue para siempre”.

(P): No hay demasiadas respuestas alternativas a esta pregunta, pero: ¿te gustan los shows vía streaming?
(R): Me encantan, ¿sabés por qué? Porque yo soy una cantante, como Mercedes Sosa. Yo me enteré hace poco, porque tuvimos una manager en común, y me dijo que Mercedes tenía muchos problemas con el sonido, como yo. A veces cuando uno está tocando, no te escuchás. En general, yo declaro que no soy cantante de rock. Y en esta cuarentena, estuve mucho tiempo haciendo shows con dos guitaras y un bombo, es como volver a las raíces. Y además, a mí me gusta tocar folclore…

(P) Has ido explorando estos formatos…
(R): Hice otro con Infobae sentada en mi sillón, desde el estudio de Lerner y este nuevo, que está buenísimo porque solo me escucho yo y la guitarra, no escuchás la vuelta de sonido de la sala. Entonces estoy feliz. Además engordé, pero estoy muy tranquila, porque a mí me da mucho estrés hacer tantos shows.

(P): ¿Por qué?
(R): Cuando estoy en la vorágine de un show tras de otro, estoy más canchera. No soy tan top como Fito, entonces a veces me tocan hoteles horribles, jaja. Después me voy a probar sonido, que odio… Es un doble laburo, que te encargo. Tengo hipoacusia, escucho ‘más lo de menos’…. Escucho todo, soy una cosa muy rara, tengo un oído tremendo, sé poquito de música, todo lo que sé es por oído.

(P): ¿Te acomoda esta ‘vida pandémica’?
(R) Estoy haciendo este fin de semana en mi techo un video para Ángel del amor, que parece haber estado hecha para la pandemia. A mí me subió el autoestima (la pandemia), todo al revés. Estoy feliz porque vivo con mis gatas, en las afueras, no me siento encerrada, esto de comunicarse conmigo misma… Yo siempre estoy conectada conmigo misma, porque hago terapia, soy simpatizante del budismo. Soy muy espiritual, todo lo hago por las redes: grupos de recuperación por las redes, entrenamiento por Skype, canto por WhatsApp, yoga por Zoom; tengo una casa linda.

(P): ¿Te acomodan las lógicas millennials?
(R): Sí, porque mis amigas son millennials. Me enseñan. Estoy con gente joven y con gente vieja también. Soy como Charly, que puede estar con gente de cualquier edad. No tenemos edad.

(P): ¿Cuál es el comentario que más se repite sobre Cuna de piedra? ¿Cuál es el común denominador de la recepción de este disco?
(R): A todos les encantó, el común de nominador es que les llama la atención o prestan atención a lo celta, siempre estoy recibiendo videos. A mí me encanta la cuestión extraterrestre, y el disco habla si le vamos a creer los mensajes a los seres de luz… El disco me pone contenta, porque siento que estoy como conectada. Tengo fe en que (con la pandemia) va a caer la parte fea del mundo, pero tengo fe. Y si estoy loca, tengo fe, ¿qué se yo?

(P): ¿Mejorará el mundo post pandemia?
(R): No después, es ahora, está sucediendo. Yo les digo a la gente que se ponga a cantar, que hagan caso omiso a lo que genera esta pandemia. El virus, es el último manotazo de ahogado de los oscuros. El que quiera entender, que entienda. Los oscuros nos quieren arrastrar con ellos…

(P): ¿Has encontrado una actividad nueva en esta pandemia?
(R): Yo dibujo, soy artista plástica, y he retomado el dibujo. Estuve más tranquila reflexionando. Estoy dando meditación a mi grupo de gente que se recupera, es un grupo anónimo y mundial al que no puedo hacer promoción. Me he acercado a gente más espiritual, y me alejé de otras. Dejé de ver noticieros. Tomé una postura respecto a todo esto… Esta pandemia nos puso un ‘parate’ para reflexionar. Yo creo que la verdadera meditación es bajar la luz. Lo otro, genera que te maten o que te dejen ciego, como ha pasado en Chile, repudiando ese ataque horrible, pero también ha pasado en Argentina con los montoneros. La rebelión viene del lado pacífico, desde ver nuestras propias miserias. Lo que das es lo que recibes.

(P): ¿Cómo será el show por streaming?
(R): Vamos a ser dos guitarras y un bombo. Vamos a hacer folclore, tango y rock, y el disco nuevo, y vamos a invitar a Betania Díaz y un músico colombiano, que no es muy famoso pero que me interesa. Los tangos son hermosos. Es en un teatro esta vez (Teatro Premier), voy a estar más tranquila, no tan montada. Va a ser más simbólico.

(R): En Cuna de piedra, el timbre de tu voz suena muy similar al que tenías en los ochenta. ¿Cuál es su secreto?
(R): No le puse autotune. Le dije al ingeniero no toques nada, por eso parece desgarrado, sobre todo en Ángel del amor. Yo hubiese elegido otra toma, pero me apuraron. Me apuré, quería presentar el disco el 11 de septiembre por las Torres Gemelas. Además, mi abuela nació un 11 de septiembre.

(P): ¿Cómo recuerdas tus días en Los Twist? ¿A qué atribuyes su éxito en el público de esta época?
(R): Estuve con dos genios y tuve la suerte de estar con Pipo (Cipolatti) y Dani (Daniel Melingo); ellos me llamaron a cantar, como corista, y terminé siendo súper importante. Todo esto fue gracias a Miguel Zavaleta, compositor, él me presentó a Pedro Aznar, a Miguel, a toda la cumbre del rock argentino. Después nos peleamos, porque soy muy fóbica, soy una hija de pé. Era muy chica, quería estar en mi casa. Quería cantar, pero tampoco que me molesten tanto. Me fui de Los Twist, me fui de donde Charly, me fui de donde Fito… Esa cantidad de cosas que uno hace cuando es joven.

(P): Kim Gordon, en The girl in the band, el libro, habla de lo complejo que fue ser la única mujer en una banda de hombres como Sonic Youth, todo esto con el torbellino de los noventa de fondo. ¿Te sentiste sola en los días del rock argentino de los ochenta?
(R): No me sentía sola, no me acuerdo por qué, pero no estaba sola, estaba Claudia Puyó, Patricia Sosa, de La Torre, María Rosa Yorio, de la primera generación; eran muy fuertes las mujeres. Los músicos me trataban muy bien. Fue recién en los 90 que sentí toda una especie de repudio de los periodistas, que les agarré un ataque, sufrí mucho por eso. Me sentía con mis amigos (en esos años).

(P): ¿Escribirías una biografía contando tu historia?
(R): Fito está escribiendo sus memorias, pero es la quinta vez que lo hace (ríe). Fito es como mi hermano, nos amamos, nos peleamos, esta pandemia nos unió por varias cosas, pero de verdad me di cuenta que si me pasa algo, él está. Le han pasado cosas horribles a Fito, le mataron la familia, yo estuve ahí. Me río un poco, porque ha sacado un montón de libros de su vida, y ahora está contándolo de verdad, y eso nos unió porque ‘tenés que cotejar conmigo’. ‘¿Qué estás escribiendo?’ (ríe). Nos comunicamos por videollamada y tuvimos un recuerdo muy lindo de esa época. Si bien fue muy brutal, él se acuerda de algunas cosas y yo de otras… Yo creo que cuando esté por morir, le voy a decir (a mi círculo cercano) que la escriban entre todos, la biografía.

(P)¿No tú?
(R): Me da mucha fiaca. Me han pedido hacer Netflix y todo, pero está bien porque es como un poder que me guardo para mí, cuando me preguntan. (Mi vida) la cuento en dosis, a la gente que me hace notas. Cuando sea grande (voy a escribir un libro, bromea).

(P): ¿No llegaron a acuerdo con Netflix? ¿De qué trataba el proyecto?
(R): De mi vida, y les dije ¡ni en pedo!. Porque escribí una película y quiero hacer mi película, ahora encontré un productor, pero está esta pandemia y esto me ha acercado a cosas más importantes que mi ego. Este virus, lo único bueno, es que nos ha unido: si tú piensas que estás sufriendo, los alemanes también. Hay una especie de unión en la cosa espiritual, y a mí me hace bien, porque me corre del ego. A mí no me gusta nada la competencia. Me da como miedo. Yo me iba a ir a Europa, y ¿sabes qué? No me puso mal. Me enteré de antes (de la pandemia), y tuve la intuición que este iba a ser el fin del mal. No me importó no ir a Europa este año, y ahora una shamana me dijo que estaba bien mi intuición. Así que voy contenta por la vida.

(P): ¿Te gusta Chile?
(R): ¡Qué linda que es la costa chilena! Respeto mucho a las chicas chilenas, Lastesis, aguante Lastesis, porque tienen una valentía que no vi en ningún grupo argentino de mujeres. Tenemos en común, con Chile, ese sur maravilloso. Yo viví una época en el sur de Argentina y crucé la frontera chilena por un lado donde no había nada. Pensemos que eso va a seguir tal cual ahí.