La novela aborda distintas historias amorosas, prohibidas o fortuitas, que confluyen en un motel de Recoleta. Un motel ubicado en un lugar con historia, cerca del Cementerio General. Y llega un gran terremoto…

Lucía Guerra (Santiago, 1943) estructura Santiago cuerpo a cuerpo en base a diversas historias de amor –casi todas- que confluyen en un momento preciso en un motel de la comuna de Recoleta, muy cerca del Cementerio General.

De manera complementaria, la escritora va entregando antecedentes, datos, historias y puntos de vista sobre la ciudad, los diversos barrios donde se desarrollan las historias. Miradas con una postura política, social, clara, explícita. Una mezcla de valores y anhelos.

Las historias

Marta, una mujer “demasiado gorda”, es la mejor vendedora de seguros en la empresa donde trabaja. Pero, proveniente de una familia acomodada venida a menos, vive sola. Y, treintañera, es todavía virgen.

José es taxista porque el destino le quitó en una construcción a su mejor amigo y la habilidad que tenía con sus manos para ser un buen albañil. Su mujer lo abandonó y sufre el desamor.

Marta va atrasada al trabajo y hace detener un taxi, el taxi de José… Cada cual tiene un fantasma que los acompaña y ayuda.

Roberto es un académico e intelectual de reputación. Un hombre exigente y conservador. Sólo ha mantenido relaciones sexuales, muy frustrantes, con su mujer. Mantiene un fuerte trauma luego de leer un libro erótico y sádico siendo preadolescente.

Mireya es una prostituta que llegó desde el campo a Santiago con la promesa de un futuro mejor. Parte haciendo el aseo en un prostíbulo, para pasar a ejercer el comercio sexual en él.

Siguiendo el consejo de su psiquiatra, Roberto contrata los servicios de Mireya. Pero fuera del prostíbulo: será todos los miércoles, temprano en la tarde, en el motel “Aquí está el CIELO”.

Luego vendrán Isabel y Jorge, y Felipe Garrido, que trabaja en el motel. Y la historia –de inicios trágicos- de “Aquí está el CIELO”.

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Santiago cuerpo a cuerpo

El nuevo libro de Lucía Guerra es entretenido, va relacionando prototipos de personajes para generar pasajes emotivos, en especial en la parte final. Un final coral feliz. Donde, a pesar de las dificultades y el gran desastre que ha producido un terremoto, finalmente vence la humanidad que hay en cada cual.

Santiago cuerpo a cuerpo puede resultar, en ciertos pasajes y a mi juicio, un tanto forzado. Poco fluido. Que se va llenando de anécdotas –entretenidas, sabrosas, divertidas, algunas-, de coincidencias, de antecedentes históricos que desvían de los temas que parecen centrales. Que pareciera son e meollo del libro. Y puede resultar con gusto a poco para quienes hayan leído de Lucía Guerra, por ejemplo, su ensayo “Con Voz de Sombra” (sobre la muerte de su pareja) o sus cuentos La ciudad ajena: subjetividades de origen mapuche en el espacio urbano.

Portada de Santiago cuerpo a cuerpo
Editora Zig-Zag SA

Santiago cuerpo a cuerpo

Lucía Guerra
Editora Zig-Zag SA
Santiago de Chile, septiembre de 2021