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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

En "Un fin para un principio" de Diego Muñoz Valenzuela, un parque sin humanos es habitado por animales hasta la llegada de máquinas extraterrestres. Éstas logran rescatar y traer de vuelta a los humanos que vivían escondidos en la Tierra. La historia es narrada por un fantasma con una memoria diluida, que observa con sabiduría los cambios en el parque. El libro invita a sumergirse en un mundo absurdo y lúdico, reflexionando sobre las dinámicas de poder y roles en la sociedad actual.

“Así se van ordenando las consciencias de los habitantes del parque, según un plan cuidadoso. Tal clase de cosas no le agradan en absoluto a este fantasma, porque rememoro demasiados momentos amargos y terribles donde el control social fue absoluto.” (p 108-109)

Un fin para un principio, de Diego Muñoz Valenzuela, parte con un parque sin humanos, porque han desaparecido hace muchos años. Son solo un recuerdo lejano. O, más bien, parte de un imaginario vago que va en camino a transformarse en mito.

En el parque cohabitan perros, gatos, pájaros y algunas especies más. Hasta que llegan unas raras máquinas extraterrestres que alteran la vida. Vienen aparentemente en son de paz. Y, más que eso, a mejorar la convivencia en el parque. Con ellos, aparecen los humanos, esos que hace años viven escondidos en el interior de la Tierra. Porque las máquinas extraterrestres desean recatarlos. Entonces, la vida de los habitantes del parque empieza a cambiar.

Relator

La historia la relata un fantasma. El fantasma de un humano que nadie ve, y que casi nadie logra percibir.

Este fantasma tiene una memoria vaga, cada vez más diluida (como tantos humanos y sociedades). Sin embargo, tiene la capacidad de inmiscuirse en todos los lugares, mantener la distancia de los hechos y sus protagonistas. Además, de tener su larga vida para mirar con amplitud de tantas cosas vistas.

Este relator está entre lo incorpóreo, con su incapacidad de participar en forma activa, de incidir, y la mirada del que tiene memoria y experiencias. Características que le permiten cierta sabiduría.

Lógica interna

Un fin para un principio, de Diego Muñoz Valenzuela, requiere de un lector que se entregue. Que acepte su lógica interna. Una que tiene algo de “mundo al revés”, donde, por ejemplo, un perro puede sacar a pasear a un humano. O donde los animales, como humanos “civilizados”, pueden dominar sus “malos” instintos.

Aceptar el juego al que invita Diego Muñoz Valenzuela tiene recompensas, como disfrutar de su humor, ironías y absurdos. También porque permite entrar en el juego del autor, una invitación a mirarnos desde “afuera”, desde otros ángulos.

Un mundo absurdo

Un fin para un principio propone, en muchos sentidos, un absurdo. Algo ilógico. Una suerte de divertimento. Sin embargo, todo ello permite ver, de manera amable, lúdica incluso, nuestro presente. El presente de muchas personas que deambulan y pasean por parques de nuestras ciudades con sus mascotas. Paseos donde no queda claro qué rol juega cada cual. Si el humano conduce o es conducido, si es un igual, un contenedor emocional u otras muchas alternativas. O todas las anteriores.

En forma paralela, en este pequeño mundo hay activistas y masa. Los que están pendientes y buscan incidir. Los que buscan representar y los que simplemente viven, despreocupados. Algunos que están con el estrés permanente de la seguridad y los otros, que solo reaccionan cuando sienten el peligro, cuando les afecta.

En síntesis, Un fin para un principio, de Diego Muñoz Valenzuela ,es un libro entretenido, que permite entregar nuevos puntos de vida para situaciones actuales, contingentes.

Destaca el diseño del libro, de formato reducido, cómodo de manipular y de leer.

Portada de Un fin para un principio, Zuramérica Ediciones

Un fin para un principio

Diego Muñoz Valenzuela
Zuramérica Ediciones

Santiago de Chile, junio de 2025