Un escenario vacío que, poco a poco, se va llenando de mesas, bancas, un fudre con inextinguible vino tinto, pancito y pebre, la indispensable banda musical, una urna con cuerpo presente, seis extravagantes personajes en busca de amistad (más el público) constituyen el soporte de “La Consagración”, obra que acaba de concluir una brevísima temporada en la sala Agustín Siré.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

En este entorno se desarrolló una de las propuestas más dislocadas, febriles y entretenidas que aluden a una fiesta de barrio, cuya referencia son poemas y relatos de “La consagración de la pobreza” del gran escritor chileno Alfonso Alcalde (1921-1992), según la investigación realizada entre 2016-2017 el Colectivo La Disvariada.

Teatro en vivo con el público participando en calidad de parroquiano de una obra que se sustenta en la convivencia activa, no sólo como mero espectador, sino como nuevos y nuevas protagonistas del fenómeno escénico.

“La consagración de la pobreza” fue llevada al teatro en una producción del Gran Circo Teatro con la dirección de Andrés Pérez Araya, en octubre de 1995, y sus cuentos en más de una ocasión fueron puestos en escena por el gran actor Tennyson Ferrada (1930-1999).

Colectivo La Disvariada

Sueños reales

Lo descarnado y poético de los textos de Alcalde, la vitalidad y atractivo de sus personajes -que no son envueltos, sino que viven en agudas situaciones de marginalidad- se concentran y reconcentran en Salustio y Trúbico, los “emprendedores” cuyo mayor sueño es tener éxito con su “borrachería”, el Almacencito La Gloria.

Por eso la inauguración tiene tanto de épico, de orgullo y de barrio: amigos, vecinos, comadres, compadres e, incluso, desconocidos y oportunistas pudieron asistir al encuentro con todo lo que tienen en su interior, experiencias únicas que se van vaciando mientras el vino -emblema en todas las obras clásicas chilenas-, el pan y el pebre se convierten en el puente para este auténtico acontecimiento barrial.

En este sentido, la consagración en desarrollo se asocia y transforma en un rito social que excede la rutina fiestera: se conecta a algo superior e intangible ya que se dedica al esfuerzo por sobrevivir.

Así, el encuentro se recoge e instala sobre los hombros del elenco y de las y los asistentes, y desde allí se consagra al ejercicio cotidiano de vivir el día a día, que implica auto valorarse como respuesta automática a un entorno social que los excluye desde el nacimiento.

Es una cita en un ámbito propio, el barrial, un territorio concreto y material, cuyos vaivenes y peligros más o menos conocen, donde las sorpresas vendrán cuando la catarsis llegue a zonas de ruptura que se asumen también con naturalidad.

Colectivo La Disvariada

Momentos estelares

Salustio y Trúbico, personajes clásicos de los relatos de Alcalde, son también los coordinadores de la inauguración del local, pero nunca el protagonismo queda atrapado en un sola persona.

Como soñadores que son, desafiaron el destino al conseguir en calidad de préstamo nada menos que 500 litros de vino tinto, cuyo fudre fue trasladado en andas y con vítores a la “borrachería”, como ellos mismos aluden a su local.

Los acompañan dos mujeres muy diferentes en sus conductas corporales y verbales, cuyos pasados son asumidos con ternura, ironía, agresividad, esperanza y cierta orgullosa arrogancia.

También tienen sus momentos estelares un payaso-actor extrovertido y enamorado, y un poeta más introvertido, cuyo mundo parece estar siempre en constante disolución.

Son personajes populares que se mueven en un universo espiritual muy contradictorio: a todos ellos se une el público, comensales casuales que, seguro, también traen sed, carencias y necesidades.

Una propuesta perfomativa donde se advierte lo joven, impetuoso y la claridad de las convicciones de un grupo de actores, actrices, diseñadores y músicos, respecto de una expresión de teatro popular que el grupo crea y recrea como un ritual inédito en cada función, vital y muy bien logrado.

Colectivo La Disvariada

La Consagración

Dramaturgia: Alfonso Alcalde y cia. La Disvariada
Dirección artística: Octavio Navarrete
Elenco: Cia. La Disvariada (Juan José Acuña, Gabriela Basauri, Bárbara Bodelón, Gustavo Deutelmoser, Linus Sánchez, Paulo Stingo)
Director musical: José Domingo Mosqueira
Diseño integral: Daniela Leiva
Diseño de Vestuario: Laura Pfennings
Diseño Gráfico: Javiera Machuca
Músicos: Rodrigo Ahumada, Tomás Edwards, Fabián Toro
Realización escénica: Matías Burgos