Ricardo (Alfredo Castro) va junto a sus hijas Teresa (Consuelo Carreño) y Claudia (Mariela Mignot) a ver la antigua y abandonada casa familiar. Está ubicada al borde de un lago (Llanquihue). Van en un velero a motor. Entonces Ricardo ve a tres hombres en un bote que se está hundiendo…

A Ricardo, esos hombres, no le parecen confiables y no responde a los llamados de auxilio. Sin embargo, Teresa los ha visto e insiste en ir a socorrerlos. Su padre se niega. Llegan a la casa, que se encuentra en muy mal estado. Hace meses tratan de venderla para poder ayudar a un hermano de Ricardo.

“Los mapuche tienen la cagada”, dice Ricardo, como explicación por la falta de interesados en comprar la propiedad.

En la casa hay indicios de estar siendo usada. Ricardo toma fotos a la propiedad, mientras Teresa enfrenta a su padre por abandonar a los posibles náufragos, dejando entrever antiguas disputas.

Ricardo acepta, de mala gana, ir a socorrer a Walter (Michael Silva), Conrado (Alex Quevedo) y Adrián (Sebastián Ramírez). Cuando llegan al bote, en medio del lago, Adrián, que se había lanzado al agua para llegar al velero, ha desaparecido. A partir de ese momento empieza las tensiones, las sospechas, y afloran los prejuicios propios de una sociedad clasista y discriminadora.

Inmersión

El primer largometraje de Nicolás Postiglione aborda la mirada de un hombre mayor respecto a tres hombres de rasgos mestizos, morenos, pobres. Toscos en su hablar, en la forma de expresarse.

Inmersión pone en cuestión la forma en que los prejuicios van configurando una realidad plena de malos entendidos, de percepciones erróneas. Y la soberbia del que se siente superior, por el dinero que tiene, la educación que tuvo. Además de subyacente.

Alfredo Castro en Inmersión
Juntos Films

La postura y mentalidad de Ricardo se confronta con la de Teresa, mucho más empática. Posturas que disputan la ambigüedad de Claudia, que no sabe si apoyar a su padre u optar por el sentido común, que s ayudar a quienes están en riesgo vital.

A lo anterior, se suma el aflorar de las frustraciones y rabias de los dos hombres producto de las discriminaciones y abusos.

Virtudes y falencias

Inmersión es una película de suspenso bien trabajado, a pesar -algo subjetivo- de una música a ratos muy protagónica e invasiva. Una cinta que resulta entretenida, que captura por el suspenso, la tensión, los hermosos paisajes y las buenas actuaciones, en especial de Alfredo Castro y Michael Silva (El Cristo ciego, Sudamerican Rockers).

También resulta interesante construir un relato a partir de los prejuicios -culturales, sociales, de género- de alguien cuyo padre asistió a la misma escuela que los campesinos, mapuches, gente pobre.

Las falencias pueden ir en que el guion, a ratos, bordea la caricatura, un final innecesario, una música excesiva en su protagonismo. También puede anotarse la indefinición entre mostrar las distintas posturas de los protagonistas o centrarse en la mirada de Ricardo (a mí juicio, tal vez la mejor alternativa), que captura buena parte de la cinta.

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En síntesis, una película interesante, cuya tensión atrapa, que aborda temas contingentes, profundos. Bella, con buenas actuaciones. Que peca de una música excesiva, algún grado de caricaturización y de cierta indefinición en la mirada.

Inmersión se estrena hoy en la Sala Ceina del Centro Arte Alameda, Sala K de Maipú y la Cineteca Nacional, en Santiago. Además se proyectará en Insomnia Teatro Condell (Valparaíso), Sala-1 (Puerto Varas), Espacio Akana (Iquique), Esquina Retornable (Arica) y el Centro Cultural Coyhaique. Después de una semana de exhibición en salas, pasará a ser parte de Prime Video.