Aunque no es muy abundante en imágenes de su geografía, el extremo austral llega en todo su apocalíptico esplendor, debido a la conjunción virtuosa de danza, música, iluminación, visualidades y vestuario que configuran en escena una “Antártica” evocativa, sensorial, filosófica y material.

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

En realidad, la cia. Ítalo Tai propone una experiencia que se basa en el impacto que el continente blanco provoca en el espíritu del creador chileno.

Es decir, en esa masa de información que se recoge intuitivamente cuando se contempla sin prejuicios el mundo externo y se atrapan vestigios de realidades que son inasibles, incluso, durante toda una vida.

Al mismo tiempo, la calidad expresiva y de ejecución de los soportes que utiliza “Antártica” son el vehículo para que el director pueda contagiar al espectador su inspiración creativa, subjetiva y espontánea, aquello que vivió al visitar el continente blanco, además de traspasar el sentido que le atribuye.

En su extensa y valiosa trayectoria, Italo Tai, actor, bailarín y coreógrafo, ha cultivado y usado en sus producciones la danza butoh y contemporánea, además de acrobacia, plástica y artes visuales, creando un arte integral expuesto en espectáculos de gran jerarquía.

Entre sus obras figuran “Manifiesto Índigo” (2012), “Reche, los caciques retornan” (2009. Mejor Obra de Danza. Círculo de Críticos de Arte), “Los dioses blancos” (2008), “Argonautas” (2007), “El Teatro Mágico de Saba” (2006), “La Ciudad de los Césares Perdidos” (2005), “Huacho” (2004) y “Cabaret Mystique” (2001).

Antártica
Cristián Soto y Rafael Cheuquelaf 3

Territorios y fronteras

En esta aventura visual, auditiva y física por el fin del mundo, inasible, volátil, poética y vertiginosa, donde los conceptos y la reflexión no están ausentes, las fronteras humanas parecen acercarse.

El desierto blanco y húmedo, los vientos australes, la pureza del aire, la belleza salvaje del paisaje y la inmensidad del espacio -¿también la mínima presencia humana?- son evocados en escena como si un director de orquesta omnipresente utilizara un enorme látigo para estimular la simbiosis entre lo sensorial y las ideas.

A esto se agregan ciertas frases que se proyectan subrayando la necesidad del respeto pleno a la Artártica, a su misterio y fuerza colosal como patrimonio, reserva y modelo de humanidad, cuya riqueza debe ser protegida, lo que está mucho más allá de sólo conmoverse románticamente por una naturaleza increíble.

Antártica
Cristián Soto y Rafael Cheuquelaf

Universo múltiple

La danza contemporánea y las manifestaciones del butho son apropiados en este montaje por un elenco de primer nivel que agrega solemnidad ritual a sus coreografías y mística a los movimientos, de modo que el factor humano espiritualiza y materializa su compromiso con el continente.

A su vez, al interior de este universo de rostro múltiple que evoca y simboliza diversas etapas de la historia antártica, la música de Sebastián Errázuriz y la iluminación de Horacio Videla perfilan por la vía sensorial lo grandioso y mínimo de cada momento y lo distante y cercano que puede ser este mundo todavía desconocido.

En este sentido, el único e importante déficit de esta propuesta fueron ciertas voces poéticas grabadas que se sintieron débiles e ininteligibles por los efectos usados durante su emisión.

Podrían haber dado al espectador otro recurso para ingresar y relacionarse con un territorio hasta ahora inabarcable y triunfante, además de conocer su valor textual.

Sin duda, “Antártica” es una de las producciones más atractivas, logradas y complejas del arte escénico chileno en la actualidad.

Al no pretender ser un documental sobre el continente blanco, se juega en escena como una travesía que se apoya en recursos artísticos que se desarrollan apelando al rigor técnico y a la inspiración.

Como también en la necesidad de descubrir el sentido de lo esencial y perenne en aquello que está a la vista y en lo que esconden los hielos antárticos y el océano, un territorio todavía puro e inexplorado… que se está derritiendo.

Antártica
Cristián Soto y Rafael Cheuquelaf

Antártica

Dirección general: Italo Tai
Elenco: Claudia Vicuña, Vania Pascualetti, Karin Collao, Javier Lecaros, Javier Campos, Ítalo Tai.
Música: Sebastián Errázuriz
Cantante: Medicentuna

Violinista: Camila Pérez
Visuales: Anatómico (Luis Barrera)
Iluminación: Horacio Videla
Vestuario: Claudia Robles y Ángel Saavedra
Textos: Juan Pablo Riveros, Oscar Pinochet de la Barra, Miguel Serrano
Producción: Carola Sainz
Fotos: Cristián Soto y Rafael Cheuquelaf.
Financiamiento: Fondart

GAM
Jueves y sábado 20.00 horas. Domingo 18.30 horas.
Entradas $ 3.500, $ 4.500 y $ 6.000.
Hasta 31 julio 2022.