Estamos escribiendo una nueva historia. Una historia que comienza simbólicamente con la asunción de un nuevo gobierno. Una historia que es colectiva. Un entretejido de hechos, experiencias, pero por sobre todo personas que movilizan las situaciones, los cambios.

Durante 21 años, Santiago en 100 Palabras ha invitado a todas y a todos a escribir su propia historia. A través de una invitación simple, hemos convocado cerca de un millón de relatos. Una ventana de expresión ciudadana que nos ha permitido conocer cómo viven y sienten los habitantes de la ciudad. Sin distinción de edad, de profesión, iguales ante la escritura.

Gracias a estos cuentos, hemos podido saber cuál era el pulso de la ciudadanía, hace diez, quince o veinte años. Un relato que se construye desde la acera, desde quienes transitan día a día por la ciudad. Alejado de los grandes discursos.

Un relato que es el que se levantó el 2019, que escribe una nueva Constitución y que desde hoy, gobernará también el país. Este es el relato ciudadano, la voz de los que antes no tenían voz. Y es que Santiago en 100 palabras fue quizás una de las primeras iniciativas en abrir espacios para que la ciudadanía se expresara. Así fuimos conociendo esa voz que se asomaba tímidamente en los primeros cuentos y que de a poco se fue escuchando con más fuerza.

Un nuevo Chile

En esta nueva etapa que comienza, un nuevo Chile se dibuja. Y hoy, más que nunca, nos parece fundamental escuchar a los niños y niñas de nuestro país. Son ellos los que heredarán el país que construimos.

Creo firmemente que nuestros niños y niñas deben ser empoderados por nosotros los adultos. Debemos generar espacios para que desarrollen su voz y puedan ser escuchados. Porque lo que tienen que decir importa. Lo que sienten, lo que piensan, lo que sueñan, es relevante.

Hace varios años que hemos focalizado parte de nuestro trabajo en escucharlos a ellos. En entregarles herramientas de expresión creativa que les permita expresarse a través de la escritura. Talleres, juegos, lecturas, encuentros con escritores, han sido parte de las metodologías que hemos desarrollado para acercarnos más a los niños y niñas.

Han sido cientos de miles de niños los que han escrito cuentos. Pero más allá de las cifras, lo más relevante ha sido entregarles el poder de la escritura. Mostrarles que ellos también pueden ser escritores y que su historia importa. Que su historia, junto con las demás, es una fibra del gran entramado que somos y de la sociedad que construimos.

Es por eso que quisimos invitar a niños y niñas a escribir sobre el país con el que sueñan. En el Palacio Pereira, lugar donde se escribe la nueva Constitución, estuvimos con una veintena de niños que imaginaron el futuro de Chile y lo escribieron para que quede por siempre en la memoria. Esos relatos, escritos durante el taller, serán entregados a la Convención Constitucional el próximo lunes, para que así también, se escuche la voz de los niños en el nuevo país que comienza.

Carmen García Palma
Directora Ejecutiva
Fundación Plagio