El candidato del partido FPÖ de extrema de derecha, Norbert Hofer, se impuso en la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebradas hoy en Austria, tras obtener el 37,3 por ciento de los votos.
El porcentaje de votos a Hofer adelantaría con una considerable diferencia a los otros cinco candidatos a la presidencia, en lo que supondría además el mejor resultado del partido a nivel nacional.
Las encuestas previas a los comicios lo daban como segundo líder más votado, por lo que su victoria de hoy resulta una sorpresa. Sin embargo, al no superar el apoyo del 50 por ciento de los votantes, se hará necesario una segunda vuelta electoral el próximo 22 de mayo, en la que se enfrentará con el que obtenga este domingo el segundo mejor resultado.
Se espera que su contrincante sea el exlíder de los Verdes austriacos Alexander van der Bellen, de 72 años, que en las encuestas aparecía como favorito, o la aspirante independiente Irmgard Griss, que están empatando con el 18 por ciento de los votos.
El resultado, basado en el conteo del 52,3 por ciento de los votos, supone además un fuerte golpe para los candidatos de los partidos socialdemócrata SPÖ y el conservador ÖVP, que integran la coalición gobernante en el país.
Declive de los partidos tradicionales
Rudolf Hundstorfer, del SPÖ, y Andreas Khol, del ÖVP, habrían obtenido cada uno un en torno al 12 por ciento de los apoyos, según los sondeos. Por su parte, el empresario de la construcción Richard Lugner se hizo con en torno al 2,5 por ciento.
Estas elecciones presidenciales de Austria se presentaban como las más inciertas en siete décadas, aunque las encuestas ya vaticinaban que, por primera vez en la historia del país alpino, ninguno de los dos aspirantes del actual Gobierno, formado por socialdemócratas y democristianos, iba a pasar el corte para competir en la segunda ronda.
El ganador sucederá al presidente Heinz Fischer, que no puede volver a presentarse como candidato después de haber ocupado durante 12 años la jefatura del Estado. Unos 6,4 millones de austríacos mayores de 16 años estaban llamados a las urnas para elegir al que será el noveno jefe del Estado austríaco de la Segunda República, fundada en 1945.
La presidencia austríaca es un cargo más bien protocolario, sin poderes ejecutivos, como representante del país en el exterior, aunque también tiene algunos poderes concretos como el de disolver el Parlamento, destituir al Gobierno o ser el comandante en jefe del Ejército, entre otros. Los actuales comicios se consideran un termómeno del índice de aprobación del Gobierno actual.