El académico y especialista en farmacología de la U. de Santiago de Chile, Dr. Miguel Reyes Parada, asegura que estos medicamentos, entre los cuales se encuentra el Metilfenidato (cuya marca más conocida es el Ritalín) no sólo no cumplen lo que ofrecen, sino que pueden provocar un efecto totalmente contrario, gatillando incluso problemas cardiovasculares y de presión sanguínea.

El inicio de clases en la educación superior trae consigo que algunos estudiantes abusen del consumo de medicamentos que estimulan el sistema nervioso central, mejorando, en teoría, la memoria o la facilidad del aprendizaje.

Entre los fármacos más comunes destacan los elaborados en base a Metilfenidato y Modafinilo. Sin embargo, el académico de farmacología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Miguel Reyes Parada, asegura que no sólo no se ha demostrado en mucho de estos medicamentos que realmente cumplan con su propósito, sino que además podrían generar problemas a la salud.

“Hay reportes científicos que demuestran que el Metilfenidato (cuya marca más conocida es el Ritalín) facilitaría la concentración o la atención en los pacientes con déficit atencional, y que el Modafinilo ayudaría en el estado de vigilia o el estado de alerta en los pacientes con tendencia excesiva al sueño, sin embargo está claro que no mejoran la memoria o la facilidad del aprendizaje”, asegura el académico.

Incluso, agrega que existen estudios publicados por profesionales de la facultad de Química y Biología de la U. de Santiago, encabezados por el Dr. Bernardo Morales y en los que participó el Dr. Reyes, que concluyen “que estos medicamentos no solo no mejoran la memoria a corto, plazo sino que incluso, testeado en algunos animales de experimentación, afectan la memoria, reduciéndola”.

Aumento en el consumo

En un reciente estudio, el ISP dio a conocer los efectos adversos que producen estos medicamentos, entre ellos paro cardíaco, hipertensión, vasculitis cerebral, infarto al miocardio y taquicardia.

A pesar de estas contraindicaciones, el experto sostiene que en los últimos años “ha habido una escalada en el consumo de estas sustancias, en función de estas supuestas mejoras en el aprendizaje, mejoras cognitivas, o mejoras en la capacidad de memoria”, sostiene. El académico también precisa que estos fármacos conllevan efectos secundarios.

“Como todos los fármacos estos medicamentos tienen efectos secundarios y las consecuencias del consumo más o menos permanente probablemente no se vean en forma aguda (a corto plazo) en los estudiantes de 20 años o poco más, pero van a tener una repercusión en el futuro, particularmente a nivel de presión sanguínea y de actividad cardiovascular”, subraya. Para el experto, estos fármacos en particular pueden ocasionar graves consecuencias en los estudiantes, coincidiendo así con el informe del ISP.

Recomendaciones

El académico señala que muchas veces estos fármacos, también llamados psicoestimulantes, son usados por los universitarios como excusa para no estudiar.

“Para mí finalmente se trata mucho de una búsqueda de excusas para no estudiar. Por eso mi recomendación final es que los estudiantes vayan a clases, estudien, duerman bien, tomen mucha agua y se alimenten bien. Lo mejor es que apaguen el celular, que apaguen la televisión, que dejen el Facebook y que se concentren en estudiar. Seguro que con eso no van a necesitar Modafinilo ni Ritalín”, recalca.

“Además lo más probable es que una persona normal no vaya a conseguir mejor concentración o mayor atención que la que lograría si se toma una taza de café, por ejemplo”, agrega el Dr. Reyes.

El académico explica que estos medicamentos sin duda van a generar algún grado de estimulación en el sistema nervioso central, “y por tanto, probablemente un incremento de la vigilia o una disminución del sueño o del apetito y eso eventualmente puede ayudar a aumentar levemente la concentración. Pero si uno se alimenta bien y duerme bien, puede concentrarse más”, enfatiza.