Como abuelo, yo me sentí abrumado de horror, de tristeza, de rabia, de repugnancia y de impotencia.

Ese peneca sirio Aylan, de 3 añitos, ahí muerto, tirado como si el mar hubiese querido devolverlo suavemente a la tierra. Le habían puesto sus mejores ropitas, para que se viera lindo al llegar a Grecia.

El editor jefe de la agencia noticiosa alemana Deustche Welle pidió disculpas por haber subido aquella foto a internet, sabiendo que provocaría dolor y angustia a quienes la vieran, pero agregó que tras muchas dudas había optado por publicarla.

En Estados Unidos una mujer se enojó porque otra estadounidense, Kristin Writh, hubiese también subido la fotografía del niñito a Facebook, y exigió que la borraran por ser una imagen impropia y perturbadora.

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