El fundador de WikiLeaks, Julian Assange, llamó el miércoles por la noche a Francia a reaccionar ante las revelaciones de espionaje a presidentes franceses por parte de Estados Unidos, después de que Barack Obama asegurara a su homólogo François Hollande el fin de ese tipo de prácticas.

“La soberanía (de Francia) no puede ser pisoteada”, consideró Assange entrevistado por la cadena de televisión privada francesa TF1, asegurando que había “llegado el momento” de que París lance una investigación parlamentaria y un procedimiento judicial.

Por la mañana, el presidente Hollande había calificado de “inadmisibles”las escuchas de la NSA norteamericana a él mismo y sus dos predecesores, reveladas por WikiLeaks. 

En una entrevista telefónica  a iniciativa del mandatario francés, el presidente Obama “reiteró sin ambigüedad” su “compromiso firme” contra todo espionaje a un país aliado, anunció el Elíseo en un comunicado.

La entrevista telefónica sirvió “para establecer los principios que deben gobernar las relaciones entre aliados en materia de inteligencia”, informó la presidencia francesa, añadiendo que “responsables franceses de inteligencia viajarán a Washington próximamente para profundizar en la cooperación” entre ambos países.

El diario Libération y el portal de información Mediapart pubicaron el martes documentos sobre el espionaje estadounidense filtrados por Wikileaks, cuyo fundador prometió nuevas revelaciones.

A primera hora de la mañana, Hollande había convocado en el palacio del Elíseo un consejo de defensa, en el que participaron el primer ministro Manuel Valls, el canciller Laurent Fabius y los ministros de Defensa y del Interior, respectivamente Jean-Yves Le Drian y Bernard Cazeneuve, acompañados por jefes militares y de los servicios de inteligencia.

La embajadora de Estados Unidos en Francia, Jane Hartley, fue convocada el miércoles por la tarde por el canciller Fabius para dar explicaciones.

‘Inaceptables’ y ‘chocantes’

Según los documentos publicados por Libération y Mediapart, los servicios estadounidenses espiaron, entre 2006 y 2012 al menos, a los tres últimos jefes de Estado franceses: Hollande, elegido en 2012, y sus dos predecesores, Nicolas Sarkozy (2007-2012) y Jacques Chirac (1995-2007).

El exconsultor de la NSA, Edward Snowden, había revelado en 2013 la existencia de un vasto sistema de espionaje de conversaciones telefónicas a varios mandatarios, como la canciller alemana Angela Merkel o la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.

Una fuente del entorno de Jacques Chirac indicó a la AFP que las escuchas eran “inaceptables” y “chocantes”. “Francia siempre ha actuado con Estados Unidos desde el espíritu de la amistas, de de confianza, de independencia y de franqueza”, añadió la misma fuente.

Colaboradores cercanos a Nicolas Sarkozy juzgaron “esos métodos” de espionaje “inaceptables en general y más particularmente entre aliados”.

Las revelaciones muestran la magnitud del programa de escuchas llevadas a cabo por la NSA, pero también la vulnerabilidad de los sistemas de comunicación gubernamental franceses.

En pleno caso Snowden, Hollande aseguró que Francia había tomado “todas las disposiciones” para que las líneas fueran seguras.

Condena unánime en Francia

La condena de los actos de espionaje norteamericanos fue unánime en todo el tablero político francés, tanto en la izquierda como en la derecha.

Entre las reacción más duras, la del eurodiputado Renaud Muselier (Los Republicanos), que llamó a “expulsar al embajador” estadounidense en París. 

La presidenta del ultraderechista Frente Nacional, Marine Le Pen, y el dirigente de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon reclamaron el cese de las negociaciones que mantienen la Unión Europea y Estados Unidos sobre el tratado de libre intercambio.

Clasificados como “Top-Secret”, los documentos consistían en cinco informes de la NSA, basados en “intercepción de comunicaciones”.

El más reciente trata del 22 de mayo de 2012, justo antes de la toma del cargo de Hollande, y se refiere a reuniones secretas destinadas a discutir sobre una eventual salida de Grecia del euro.

En los informes, la NSA también afirma que Nicolas Sarkozy se veía como “el único que podía resolver la crisis financiera mundial” de 2008 o achaca a Chirac comentarios sobre la “propensión” de su ministro de Exteriores, Philippe Douste-Blazy, a las “declaraciones inexactas e inoportunas”.