Fuerzas iraquíes bombardearon este viernes a los combatientes del grupo Estado Islámico (EI) atrincherados en la ciudad estratégica de Tikrit, pero los yihadistas prometieron responder ampliando su “califato”.

Miles de hombres rodean Tikrit, a 160 kilómetros al norte de Bagdad, pero su avance se ha visto entorpecido por explosivos colocados en la ciudad por el EI. Por eso, los militares decidieron atacar por aire los últimos focos de resistencia yihadistas.

Un coronel de policía, que pidió mantener reserva de su identidad, afirmó a AFP que más de la mitad de la ciudad se encuentra en manos de las fuerzas de seguridad ayudadas por milicias chiitas y combatientes sunitas.

Dos días después de su entrada en Tikrit, “nuestras fuerzas rodean a los hombres armados en el centro de la ciudad, pero avanzamos lentamente a causa de numerosos explosivos”, recalcó.

Según la fuente, los yihadistas diseminaron al menos 10.000 bombas artesanales. Es una técnica muy utilizada por el Estado Islámico que tiene por costumbre sembrar explosivos en las zonas que abandonan en su fuga, dejando también francotiradores y a veces kamikazes para lanzar coches bomba contra el enemigo.

A su vez en el barrio de Al Dyum, seis soldados murieron y otros once resultaron heridos en un atentado con coche bomba, indicó el coronel y un comandante del ejército.

Tikrit, ciudad mayoritariamente sunita, es la zona originaria del ex dictador Sadam Husein, cuyos partidarios colaboraron con los yihadistas durante el lanzamiento de su ofensiva en junio de 2014, que permitió al Estado Islámico tomar el control de vastos territorios.

Sí a Boko Haram

La ofensiva para retomar Tikrit es la más amplia registrada desde junio de 2014. Su recuperación abriría el paso hacia Mosul, segunda ciudad de Irak, bajo control del grupo yihadista sunita.

Al principio el ejército iraquí se vio desbordado, siendo incapaz de resistir a los yihadistas y los soldados huyeron ante su avance.

Sin embargo, ha logrado de recuperar algo de terreno, gracias a la ayuda crucial del vecino Irán, al apoyo aéreo de una coalición internacional antiyihadista liderada por Estados Unidos y al auxilio de milicianos chiitas y tribus sunitas.

El ejército protegió las ciudades santas chiitas de Kerbala y Nayaf, al sur de Bagdad, luego los alrededores de la capital, antes de remontar hacia el norte y retomar la provincia de Diyala a comienzos de 2015.

Tras cada victoria del ejército, los yihadistas respondieron con videos insoportables, en lo que se mostraba un piloto jordano quemado vivo, un niño disparando a quemarropa a un rehén, destrucción de tesoros arqueológicos, sumado a discursos belicosos.

Este jueves en una grabación de audio presentada como un discurso de su portavoz, Abu Mohamed al Adnani, el Estado Islámico aceptó la lealtad del grupo nigeriano Boko Haram y prometió continuar extendiendo su “califato” instaurado en los territorios conquistados en Irak y Siria.

“Les anunciamos la buena noticia de la expansión del califato en África del Oeste”, enfatizó, para así minimizar las “ilusorias” victorias del ejército iraquí y afirmar con fines propagandísticos la futura entrada a Roma, para hacer saltar por los aires la Casa Blanca, el Big Ben y la Torre Eiffel.

El líder también acusó a Irán de intentar construir su propio imperio regional, emprendiéndola contra el general Ghasem Suleimani, jefe de la Fuerza Qods de los Guardianes, omnipresente en el frente iraquí, donde las milicias chiitas le rinden un verdadero culto.