Las fuerzas del régimen sirio fortalecieron su asedio al sector rebelde de Alepo, avanzando hacia la única vía de aprovisionamiento entre esa ciudad y Turquía, mientras el emisario de la ONU trata de obtener un alto el fuego.

“Las fuerzas del régimen progresaron en Handarat, una colina al norte de Alepo, al terminar una batalla que concluyó con la muerte de nueve combatientes del régimen y 21 rebeldes”, anunció el domingo Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

“Si las fuerzas del régimen se apoderasen de toda la región, el sector guerrillero de Alepo estaría totalmente sitiado, ya que la principal ruta de aprovisionamiento con Turquía estaría cortada”, explicó.

Desde julio de 2012, la antigua capital económica siria está cortada en dos: el oeste se encuentra bajo el control del régimen y el este en manos de los rebeldes. El enlace con Turquía, su aliado, es vital para los insurgentes.

Una fuente del movimiento chiita libanés Hezbolá, aliado del régimen del presidente sirio Bashar al Asad, declaró a los periodistas que “decenas de insurgentes” habían muerto en los combates.

Por su parte, la agencia oficial SANA, citando a una fuente militar, indicó que el ejército, apoyado por milicias partidarias del régimen, se había apoderado de sectores situados al oeste y al sudoeste de Handarat, “después de haber eliminado a numerosos terroristas”.

En la terminología del régimen, “terrorista” incluye a todos los rebeldes, ya sean moderados o yihadistas.

Estos combates tuvieron lugar en momentos en que el emisario de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, trata de instaurar el cese de los combates en Alepo.

Por otra parte, combates encarnizados entre las fuerzas del régimen y los yihadistas del Frente al Nosra (el brazo sirio de Al Qaida), aliadas con los grupos rebeldes, tuvieron lugar el domingo cerca de los campos militares de Hamidiye y Wadi Deif, en la provincia de Idleb (noroeste).

Los combates, que comenzaron cuando los rebeldes lanzaron el domingo una nueva ofensiva contra esas posiciones militares, dejaron 15 muertos entre los soldados y ocho entre los insurgentes, según el OSDH.