Colombia suspendió el proceso de paz con las FARC tras el secuestro de un general de Ejército, en la peor crisis desde el inicio de los diálogos hace dos años y poniendo este lunes una fuerte presión sobre esa guerrilla comunista para su liberación.
El presidente Juan Manuel Santos ordenó a sus negociadores no viajar a Cuba para las pláticas que debían reiniciarse este martes con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en negociaciones que se desarrollan en La Habana desde el 19 de noviembre de 2012 sin un cese al fuego en Colombia, con miras a poner fin a un conflicto armado de medio siglo.
Tras una reunión de urgencia con la cúpula militar, Santos dijo la medianoche del domingo que la captura del general, el oficial de más alto rango secuestrado por las FARC, y otras dos personas es “totalmente inaceptable” y exigió su liberación “cuanto antes”.
El brigadier general Rubén Alzate fue capturado por hombres armados la tarde del domingo en una zona remota cerca de Quibó, capital del departamento del Chocó (oeste), junto al cabo primero Jorge Rodríguez y a la abogada Gloria Urrego, durante un desplazamiento de civil para la supervisión de un proyecto energético, según relató el lanchero que los trasladó y quien logró escapar.
Santos, que suspendió las pláticas “hasta tanto no se aclare y se liberen estas personas”, atribuyó el secuestro a las FARC, el principal grupo rebelde del país.
Los negociadores de las FARC mantenían silencio este lunes en La Habana, donde el Centro de Prensa Internacional, dependiente de la Cancillería cubana, convocó a una “conferencia de prensa de la delegación de las FARC” para este martes a las 09H00 locales (14H00 GMT).
Una fuente cercana a las negociaciones dijo a la AFP que los rebeldes decidieron “esperar un poco” antes de pronunciarse a fin de esclarecer los hechos.
El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, viajó al Chocó, donde este lunes tenía lugar un consejo extraordinario de seguridad para analizar la situación. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) también fue convocado para una eventual mediación.
Además de las FARC, en el Chocó, una emprobrecida región sobre el Pacífico colombiano, operan otros grupos ilegales, como el guevarista Ejército de Liberación Nacional (ELN) y la banda criminal “Clan Úsuga”, surgida tras la desmovilización de paramilitares a mediados de 2000.
“Un momento crítico”
La Unión Europea (UE) llamó a una liberación “de inmediato y sin condiciones” de los rehenes. “El secuestro (…) pone seriamente en riesgo las negociaciones de La Habana”, indicó Catherine Ray, portavoz de la jefa de la diplomacia europea Federica Mogherini.
El expresidente de Colombia y actual senador, Álvaro Uribe, llamó por su parte a la comunidad internacional a exigir a las FARC el cese unilateral de las hostilidades, un tema sensible que polariza a la sociedad colombiana.
El popular exmandatario, duro crítico de los diálogos y afín de volver a una estrategia ofensiva para finalizar el conflicto, opinó que “Colombia necesita urgentemente recuperar el sendero de seguridad”.
Las FARC se comprometieron a inicios de 2012 a no secuestrar más civiles, pero se reservaron el derecho de capturar a policías o militares, considerados prisioneros de guerra.
“El secuestro devela lo difícil que es mantener una negociación en medio de una confrontación en curso, sin cese al fuego, con una guerrilla cada vez mas irregular”, dijo a la AFP el director del centro de estudios del conflicto CERAC, Jorge Restrepo.
Según el experto, esto pone al proceso de paz en “un momento critico”, que puede romper la negociación o fortalecerla, y que muestra que las FARC “fueron puestas contra la pared por sus propios milicianos y su baja capacidad de control”.
“Una rápida liberación reafirmaría la voluntad de las FARC de negociar, de proteger lo alcanzado en la negociación hasta ahora”, agregó.
Este es el cuarto intento por alcanzar la paz con las FARC, y el que más lejos ha llegado con la guerrilla más antigua del continente, que nació en 1964 de una insurrección campesina y que cuenta oficialmente con unos 8.000 combatientes.
En agosto de 2013 las FARC suspendieron temporalmente las pláticas por diferencias con el gobierno sobre la refrendación de un eventual tratado de paz.