El saliente Congreso General Nacional (CGN), reunido en Trípoli, encargó el lunes a un proislamista formar un “gobierno de salvación nacional”, un claro desafío al ejecutivo provisional instalado en Tobruk, que parece incapaz de retomar el control del país frente a las diferentes milicias.

La situación en el país, sumido en el caos desde la caída del dictador Muamar Gadafi en 2011, podría complicarse aún más, ya que Libia podría contar con dos gobiernos y dos parlamentos paralelos.

Los islamistas, que convocaron la reunión de Trípoli, dominan el congreso saliente (CGN) y rechazan la legitimidad del nuevo parlamento, donde son minoritarios.

El actual parlamento salido de las elecciones de junio y el gobierno provisional tienen su sede en Tobruk, a 1.600 kilómetros al este de la capital libia, a causa de la violencia que sacude gran parte del país.

“El CGN [reunido en Trípoli] cesó a Abdalá al Theni al frente del gobierno y encargó a Omar al Hasi formar, en el plazo de una semana, un gobierno de salvación” nacional, anunció el portavoz de esta asamblea, Omar Ahmidan.

Los islamistas acusan al gobierno y al parlamento de ser cómplices de los ataques aéreos contra sus hombres, que, según ellos, Emiratos Árabes Unidos y Egipto llevaron a cabo durante los combates por el control del aeropuerto de Trípoli, cerrado desde el 13 de julio.

“Decisiones ilegales”

El CGN considera que gobierno y parlamento “perdieron cualquier legitimidad”, indicó Ahmidan, para quien el congreso saliente apoya las “operaciones legítimas destinadas a liberar el país”, en referencia a la ofensiva de los islamistas contra los combatientes nacionalistas alrededor del aeropuerto de la capital.

El primer ministro designado por el CGN, Omar al Hasi, profesor de Ciencias Políticas en la universidad de Bengasi (este), optó sin éxito a la jefatura del gobierno en junio.

El CGN eligió entonces a Ahmed Mitig, pero la justicia invalidó este nombramiento, lo que permitió a Abdalá al Theni mantenerse al frente del ejecutivo.

Durante una rueda de prensa con el jefe del parlamento en Tobruk, Theni rechazó el anuncio del congreso saliente. “La reunión es ilegal, sus decisiones son ilegales y el único cuerpo legislativo legal es el Parlamento” electo el 25 de junio, declaró.

El nuevo parlamento calificó este fin de semana de “terroristas” a las milicias islamistas y a los yihadistas, que rechazan su legitimidad y afirmó su intención de combatirles.

Asimismo, los nuevos parlamentarios designaron el domingo un nuevo jefe del Estado Mayor, el general Abdel Razak Nadhuri, quien declaró la “guerra a los terroristas”.

El parlamento garantizó su apoyo al ejército en su lucha contra la coalición de milicias islamistas Fajr Libya y el grupo yihadista Ansar Asharia, que controla una buena parte de Bengasi, la segunda ciudad del país.

Desde la caída de Muamar Gadafi tras ocho meses de rebelión apoyada por los países occidentales, las autoridades libias no consiguen controlar las decenas de milicias formadas por los ex rebeldes.

Según anunció este lunes Theni, milicias islamistas saquearon e incendiaron su residencia en Trípoli.

Temores de contagio

Por su parte, Ansar Asharia, que Estados Unidos y las autoridades libias califican de organización “terrorista”, instó a otras milicias, en especial a Fajr Libya, a unirse a sus filas.

“Proclamad que vuestro combate tiene por objetivo (la aplicación de la sharia) y no el de la legitimidad democrática, para que todo el mundo se una bajo una misma bandera”, añadió el grupo.

Este llamamiento tiene lugar después del éxito militar de las milicias islamistas contra las milicias nacionalistas de Zenten en Trípoli.

Los islamistas de Fajr Libya anunciaron el sábado que arrebataron a los nacionalistas el aeropuerto de Trípoli.

En el ámbito diplomático, los países vecinos de Libia, reunidos el lunes en El Cairo, mostraron su apoyo “a las instituciones libias legítimas, con el parlamento electo a la cabeza”, instaron al desarme de las milicias y rechazaron cualquier injerencia extranjera.

Antes de la reunión, el ministro egipcio de Relaciones Exteriores, Sameh Shukri, alertó de una posible extensión de la violencia a los países vecinos.