La Orquesta Sinfónica de Chile se vistió de gala este fin de semana en su retorno al Teatro Universidad de Chile, donde ofreció un concierto de gran nivel con obras de compositores españoles bajo el nombre de “Tierras Ibéricas”, dirigido por el joven maestro nacional Felipe Hidalgo.
En esta estupenda cita musical, ofrecida con entradas agotadas en dos ocasiones, tuvo un rol protagónico el guitarrista nacional José Antonio Escobar.
El programa destacó dos obras emblemáticas de la cultura musical española: el famoso “Concierto de Aranjuez para guitarra y orquesta” de Joaquín Rodrigo y la suite de ballet, “El Amor Brujo” de Manuel de Falla. Completaron la presentación, las “Danzas Fantásticas” de Joaquín Turina y el estreno de “Nocturnos de Andalucía” de Lorenzo Palomo.
En esta ocasión, tanto el conductor, como el solista en guitarra y el conjunto instrumental, brillaron con luces propias, por lo que es necesario resaltar la labor de las cuatro familias de instrumentos, con particular énfasis en los músicos solistas, a quienes se sumó el pianista Luis Alberto Latorre en “El amor brujo” de Manuel de Falla.
El programa estuvo muy bien seleccionado al interpretarse composiciones de autores con tanta trascendencia como son Joaquín Rodrigo, Manuel de Falla y Joaquín Turina, además de tener la oportunidad de conocer una obra del compositor contemporáneo Lorenzo Palomo, ligado por raíces andaluzas y musicales, con la familia guitarrística de los Romero.
José Antonio Escobar
La crítica ha definido a José Antonio Escobar, como “uno de los más grandes intérpretes que han surgido de Sudamérica en los últimos años”, destacando además, “la maestría, la inteligencia y el sonido de este guitarrista chileno en obras de carácter diverso, cualidades que lo ubican entre los más excelentes intérpretes actuales de la guitarra clásica” (Le Cahiers de la Guitare, Paris, 2002).
Escobar, actualmente radicado en Turín, Italia, es invitado constantemente no solo a dar recitales, sino que también a entregar sus conocimientos a través de clases magistrales y charlas en importantes festivales de música, cursos, seminarios en prestigiosas universidades de Europa y América.
Titulado como Intérprete Superior en guitarra clásica en la Facultad de Artes de la Universidad de Chile con el profesor Ernesto Quezada, se perfeccionó en Alemania junto al virtuoso guitarrista alemán Franz Halasz en Augsburg. Ha obtenido importantes premios en los más prestigiosos certámenes internacionales de guitarra y ha grabado para sellos como Naxos y RTVE. Aunque es un estudioso de los instrumentos originales de época afines a la guitarra y de la música antigua, interpreta con el mismo interés la música del siglo XX, contemporánea y la música de influencia popular y folclórica de Latinoamérica.
Escobar, al referirse al “Concierto de Aranjuez”, de Joaquín Rodrigo, señaló: “Es un concierto muy bien escrito en su totalidad al que no le falta ni sobra ni una nota, pero sin duda la magia está en el segundo movimiento, el Adagio. Son esas melodías que se le ocurren a uno en un millón. He leído que esta parte, además del último movimiento, fueron escritos de forma inmediata, casi como un dictado, una inspiración súbita y no así el movimiento inicial que fue más planificado, según palabras del mismo compositor, quien estaba radicado en París”.
El artista detalló que en la vida de su autor, “poco antes de escribirlo, había ocurrido un episodio muy trágico correspondiente al fallecimiento de su primer hijo al momento de nacer. Un hecho sin duda devastadoramente triste que está reflejado claramente también en este movimiento”.
Respecto al gran éxito musical de esta composición, Escobar expresó: “Quién sabe si el gran éxito de esta obra se deba al gran contraste de emociones plasmadas en ella de forma muy directa, simple y honesta. Creo es el reflejo de la vida misma en música”.
En cuanto a los “Nocturnos de Andalucía”, de Lorenzo Palomo, la describió como “una obra bella, atractiva y espectacular para el público, puesto que está llena de episodios de sabor muy andaluz y posee una orquestación exuberante, además de exigir un gran virtuosismo técnico al guitarrista solista. Es relativamente nueva ya que su estreno fue recién en 1996 y fue dedicada al famoso guitarrista español-norteamericano Pepe Romero, quien la grabó hace unos años”.
El talentoso guitarrista concluyó afirmando que a su parecer “Lorenzo Palomo se ha influenciado, fuertemente, de sus coterráneos Joaquín Rodrigo y Manuel de Falla. Logra representar el mundo mágico de los gitanos, su música flamenca sumado a sonoridades de fuerte herencia de la cultura árabe y sefardí. Por el carácter español y flamenco de esta obra en particular, es también un pequeño homenaje desde el mundo de la guitarra clásica al gran virtuoso de la guitarra, quizás de todos los tiempos, el recientemente fallecido Paco de Lucía”.