Japón adoptó el miércoles una legislación que prohíbe la posesión de pornografía infantil, una medida reclamada desde hace años por las asociaciones en este país donde sólo la producción y la distribución estaban penadas.
Hasta el momento, únicamente la producción y la distribución de documentos de pornografía infantil estaban prohibidas y por tanto penadas en el país nipón, pero no la simple posesión.
La cámara alta del parlamento aprobó masivamente este texto, que plantea penas de prisión de hasta un año y una multa de hasta 1 millón de yenes (7.225 euros) para quienes tengan en su posesión material sexual con niños.
Para incitar a los eventuales poseedores de este material pornográfico a deshacerse de él, las sanciones comenzarán a aplicarse un año después de la entrada en vigor de esta ley prevista en julio.
El texto aprobado el miércoles considera ilegal la posesión de fotos o de vídeos de menores de 18 años “con el objetivo de satisfacer sus deseos sexuales (de los poseedores)”.
Antes de la adopción de la nueva legislación, refrendada asimismo por la cámara alta nipona a principios de junio, Japón era el único país del grupo de potencias G7, donde la posesión de pornografía infantil era legal.
Es “un mensaje importante para los consumidores” y también “un golpe duro para los productores”, estimó Hiroshi Nakasatomi, de la universidad de Tokushima.
Sin embargo, el texto aprobado sólo concierne a los menores de carne y hueso, pero no a los cómics manga o a otros dibujos y vídeos de animación.
Según el profesor Nakasatomi, esta excepción es un error porque “es falso imaginar que eso no crea víctimas”, dado que a fuerza de leer mangas de contenido pedófilo algunas personas pueden sentir la necesidad de pasar al acto.
Otros, sin embargo, defienden la tesis contraria, asegurando que precisamente la posibilidad de satisfacer las necesidades con imágenes ficticias evita pasar al acto.
Los turistas que viajan al archipiélago japonés observan inmediatamente su floreciente y omnipresente industria pornográfica. Bajo la presión de los dibujantes de manga, de los editores y de defensores de la libertad de expresión, la ley adoptada no afecta a las historietas gráficas y a los videos de animación.
Los dibujantes temían que afectase a la libertad de expresión y sostienen que el físico no basta para catalogar a un personaje de manga o de ficción. Un héroe puede tener rasgos de un niño, siendo adulto y al revés, aseguran.
El debate sobre la libertad de expresión es muy delicado en Japón, donde permanece intacto el recuerdo de la despiadada censura de la época de la Segunda Guerra Mundial.
En mayo pasado, el ayuntamiento de Tokio decidió prohibir la venta a los menores de 18 años de un manga que describía relaciones incestuosas.