La semana pasada, el escritor y guionista Albert Espinosa hizo un breve recorrido por el Cono Sur de América, como parte de la promoción de “Pulseras Rojas”, su aclamada serie de televisión que en Chile es emitida en una versión local por TVN.

En ella se exploran las alegrías y tristezas de un grupo de niños por un hospital, reflejo de las propias dolencias del catalán, quien fue diagnosticado de cáncer a los 13 años, sufriendo la amputación de su pierna, un pulmón y parte de su hígado.

Esto no le ha impedido convertirse en un prolífico artista, con 7 películas a su haber y una veintena de programas de televisión, además de libros y obras de teatro que le han valido 6 premios audiovisuales en España.

Inquieto, Espinosa plasma sus experiencias también en su blog, donde este domingo dejó algunas breves notas sobre situaciones que le llamaron la atención durante su recorrido por Chile y Argentina.

“En los casinos de Chile, hay una sala guardería para dejar a los niños… Curiosa la imagen de niños jugando observando a sus progenitores probando suerte con los juguetes de los adultos”, escribe.

Una mirada más positiva es la que se llevó de los trasandinos. “También en Argentina me llamo la atención que todo el mundo se saluda con un beso en la mejilla… Chicos a chicas, chicas a chicos y chicos a chicos… No importa la edad… Hay un cariño físico diario increíble por la calle”, aseguró.

Sin embargo, no por ello dejó de asombrarse del ingenio de los argentinos a la hora de los celos.

“Una chica explicaba que llevó a su novio delante de la casa de la posible amante y observó si se conectaba el móvil al WiFi. Si se conectaba, es que él tenía la contraseña y la conocía. Es curioso que los sentimientos ocultos se hagan evidentes por una simple conexión a una red ajena. A veces esos móviles son más sinceros que la gente que los porta”, consgina.

“Quizá por ello, yo me quedo con ese afecto en forma de beso. Ojalá lo exporten los argentinos a todo el planeta. Nos sobran manos, nos faltan besos”, sentencia Espinosa.