Con motivo de celebrarse el “Día Mundial contra el Ruido”, este 30 de abril, los especialistas recordaron que las personas sometidas a grandes ruidos en forma continua experimentan diversos trastornos en la actividad cerebral, cardíaca, respiratoria, molestias gastrointestinales, perturbación del sueño, y estrés, entre otros.

“Pero una de las consecuencias “silenciosas” de los ruidos molestos es la hipoacusia o pérdida parcial de la audición”, expresó el representante de Centros Auditivos Gaes en Chile, el fonoaudiólogo Luis Ortega.

Según el responsable de Calidad, Formación y Audiología de Centros Auditivos Gaes en Chile el fonoaudiólogo Luis Ortega.

El especialista expresó que el problema es que la pérdida auditiva se produce en forma paulatina y muchas personas se van acostumbrando y no son conscientes de lo que les pasa hasta que comienzan a escuchar más bajo, entrecortado, o simplemente se acostumbran a que se les repita parte de una conversación.

“Es importante detectar a tiempo los síntomas de este tipo de enfermedades porque de acuerdo a lo que indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente la mitad de los casos de discapacidades auditivas se pueden prevenir, sobre todo con la oportuna modificación de algunos hábitos”, expresó Ortega.

El fonoaudiólogo entregó consejos para prevenir, tales como bajar el volumen de la televisión, la radio, el equipo de sonido y el reproductor MP3; no abusar del uso de reproductores de música durante más de una hora al día y con un volumen por debajo del 60% del máximo posible.

Tampoco exponerse a ruidos fuertes ni utilizar audífonos para oír música a todo volumen; abandonar un lugar cuando el sonido sea muy alto; si se trabaja con equipos ruidosos, usar protección auditiva.

También, tener especial cuidado con los oídos cuando se presenten catarros, gripes o infecciones, que a la larga pueden causar pérdida auditiva. Se debe recordar que las infecciones están consideradas como la segunda causa de pérdida de la audición.

Igualmente, al ducharse o nadar, usar tapones a medida para protegerse de la humedad en el conducto auditivo externo. Se debe tratar de que sean de material hipoalergénico, flexible y ligero.

Tampoco introducir objetos en el oído, ni siquiera los bastoncillos de algodón, ya que se puede dañar la membrana, el interior o provocar tapones con el cerumen acumulado; realizar estudios a los niños si se les detectan retrasos tanto en el aprendizaje como en el habla, ya que podría tratarse de problemas auditivos; y visitar al médico especialista cuando se presente alguna molestia en el oído y evitar la automedicación.