El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, acusó el lunes a las autoridades ucranianas de violar “groseramente” el acuerdo cuatripartito alcanzado en Ginebra la semana pasada, entre Rusia, Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea.
Estas acusaciones se producen poco antes de la inminente llegada a Kiev este lunes del vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, que expresará su apoyo a las nuevas autoridades interinas ucranianas, favorables a Occidente y enfrentadas con Moscú.
“El acuerdo de Ginebra no solamente no es respetado, sino que es groseramente violado por las medidas adoptadas por los que se hicieron con el poder en Kiev” afirmó Lavrov en conferencia de prensa en Moscú.
La autoridades de Kiev “declaran abiertamente que el acuerdo de Ginebra no se aplica en Maidán porque la administración de la ciudad de Kiev decidió que este lugar podría ser preservado y que era legítimo. Es totalmente inaceptable”, explicó.
Lavrov hacía referencia a la céntrica plaza de la capital, epicentro del movimiento de protesta que derrocó en febrero al régimen prorruso del presidente Viktor Yanukovich y donde los manifestantes siguen acampando entre las barricadas.
Rusia y Estados Unidos se acusan mutuamente de injerencia y de ausencia de voluntad para aplicar el acuerdo de Ginebra, desde su firma el jueves.
Estados Unidos, que ve la influencia de Moscú en los disturbios de Ucrania, llamó a Rusia a presionar a los insurgentes prorrusos, que mantienen el control de la administración regional de Donetsk y de numerosos ayuntamientos en la región, para que respeten el acuerdo y amenazan con nuevas sanciones.
“Las tentativas de aislar a Rusia son inútiles, porque aislar a Rusia del resto del mundo es imposible”, respondió el lunes Lavrov.
“Primero porque somos una gran potencia, independiente y que sabe lo que quiere. Y en segundo lugar, porque una aplastante mayoría de países no quiere aislar a Rusia”, añadió.
Para sorpresa de todos, los jefes de la diplomacia ucraniana, rusa, estadounidense y europea cerraron el jueves un acuerdo en Ginebra para rebajar la tensión en el país, al borde del estallido tras la insurrección del este, que reclama su integración en Rusia o una “federalización” del país.
El acuerdo prevé el desarme de grupos armados ilegales y la evacuación de edificios ocupados, así como una amnistía para aquellos que entreguen las armas, excepto para los que hayan cometido asesinatos.
El texto estipula también que el proceso constitucional anunciado por el gobierno ucraniano de transición será “transparente” e incluirá a todas las regiones ucranianas y a todas las entidades políticas.