Bajo el escrutinio público se encuentra Lee Joon-seok, el comandante del barco surcoreano ‘Sewol’, que la noche del martes (tiempo de Chile) comenzó a hundirse con 475 personas en la costa sureste del país.
Joon-seok está actualmente siendo apuntado por los medios y las autoridades, luego que se conociera que fue el primero en escapar de la nave, aun cuando existe una ley que le prohíbe hacerlo sin antes salvaguardar a los pasajeros.
Producto de ello, la Guardia Costera llamó a declarar al hombre de 69 años, quien ya lo hizo previamente como testigo.
Según informa el medio local KBS, Lee ordenó a los miembros de la tripulación evacuar la nave cerca de nueve minutos antes de emitir la señal de emergencia a las autoridades, sin embargo el grupo aún se encontraba repitiendo que los pasajeros se mantuvieran en sus piezas.
“Esperamos entre 30 y 40 minutos”, contó un estudiante que sobrevivió a la tragedia. “Después [el barco] se inclinó y todo el mundo se puso a gritar y a intentar salir de allí desesperadamente”.
Con el rostro tapado, el jefe del transbordador expresó escuetamente su sentimiento con lo ocurrido. “Lo siento mucho por los pasajeros y los familiares de los desaparecidos (…). Estoy profundamente avergonzado. No sé qué decir”, comentó, previo a ser nuevamente interrogado.
El ‘Sewol’, un barco de 6.825 toneladas, se hundió a unos 20 km de la costa sur del país, en una zona marítima sembrada de islas. Sólo su quilla emergía fuera del agua, mostraban televisoras locales.
Las causas del accidente siguen sin conocerse pero testimonios de pasajeros dan a entender que el ferry tocó el fondo del mar, en lo que podría haberse originado tras una brusca maniobra de la que también es investigado el capitán.
A bordo de la nave iban en su mayoría estudiantes de un colegio al sur de Seúl, quienes realizaban un viaje escolar a la isla de Jeju, una de las mayores atracciones turísticas de Corea del Sur, llamada “el Hawai surcoreano”.
En la isla de Jindo, cercana al lugar del naufragio, los familiares de los pasajeros fueron acogidos en un gimnasio donde se oían gritos de desesperación y cólera.
“Mi hija está allí, en alguna parte, en el mar frío. Por favor, ayúdenla”, suplicaba Park Yu-Shin.
La magnitud del drama ha causado estupefacción en Corea del Sur, un país rico y moderno que pensaba que este tipo de catástrofes eran cosa del pasado, asegura la agencia AFP.
El accidente se convertiría en el más cruel de la historia, si se confirma que muchas de las víctimas son adolescentes.
Hasta ahora se han confirmado 20 personas fallecidas y 276 desaparecidos, cifra que constantemente varía al paso de las horas.