La policía de Rio de Janeiro anunció que instalará en los próximos días una comisaría móvil en un autobús frente a las playas más turísticas de la ciudad, tras recientes asaltos de pandillas a seis meses del Mundial de fútbol en Brasil.

“El objetivo es ayudar a las personas a que registren la denuncia. Muchas veces, como el robo es en la playa, no hay denuncias”, dijo a la AFP el jueves una portavoz de la policía civil.

El último de esos asaltos en grupo tuvo lugar el miércoles, feriado en Rio, cuando pandillas de jóvenes atacaron y robaron bolsos, celulares y joyas a cariocas y turistas en la arena y la calzada de la famosa playa de Arpoador, repleta de gente.

Varios guardias municipales y policías militares persiguieron a los asaltantes a palos por la arena, y hubo al menos tres adultos y cuatro menores detenidos, informó la portavoz.

“Son jóvenes que vienen de favelas de la zona norte, y se aprovechan de la situación”, precisó.

La prensa brasileña calificó el episodio como un “arrastao” –cuando 20, 30 o 40 personas protagonizan un asalto y “barren” con las pertenencias de sus víctimas en medio de la confusión– pero la portavoz de la policía dijo que los asaltos “fueron aislados” y perpetrados por grupos pequeños.

Un episodio similar tuvo lugar en la playa de Leblon el miércoles, también en la zona sur de Rio, la zona más cara y turística de la ciudad, y otro asalto colectivo se produjo en Arpoador el domingo, según la prensa local.

La seguridad ha mejorado en Rio tras la reconquista de decenas de favelas de manos de narcotraficantes iniciada en 2008, con miras al Mundial de fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio.

Pero la ciudad de más de seis millones de habitantes sigue teniendo índices de violencia elevados en comparación a los parámetros europeos o estadounidenses.