No se trata de un aromatizante ambiental cualquiera. “Poo-pourri” es un producto que promete eliminar por completo el olor de los desechos humanos en el baño y que ya lleva más de 4 millones de unidades vendidas, según su sitio web oficial.

Hasta ahí todo bien. Sin embargo, el eslogan de su última campaña publicitaria ha causado recelo en algunos.

“Girls don’t poo” (algo así como “las chicas no defecan”) señala su último comercial que ya reúne más de 16,4 millones de visitas en Youtube.

La secuencia muestra una joven que representa el estereotipo de inglesa de alta sociedad, quien explica que este producto natural y biodegradable, “envuelve” el olor de las heces, para que puedas ir al baño sin dejar rastro.

Junto con ello, la bella joven comienza a indicar situaciones en las que este vaporizador puede “salvar la reputación” de las chicas.

“Mercadológicamente hablando, el anuncio es una verdadera joya, la actuación es impecable, el guión no tiene fallas, la ejecución del comercial es perfecta; con un tono ambiguo que oscila entre farsa, parodia e infomercial, el anuncio hace explícita la paranoia que sufren millones de personas en el mundo: que los demás se den cuenta de que una persona acaba de defecar; en otras palabras: cagar sin dejar rastro. El nombre resulta cómico y un poco ñoño: mezcla la palabra poop (popó) con popourri, término que usa el mercado anglosajón para referirse a los saquitos con aromatizantes. En español sería algo tan ridículo como ‘popó-purri’”, dice Luza Alvarado, columnista de Yahoo!.

Sin embargo, Luza dice que esta publicidad tiene “más de un prejuicio de género”. “Por si no fuera suficiente con hacernos sentir avergonzadas por la menstruación, ¿ahora también tenemos que sentirnos avergonzadas de cagar? No jodan. El motivo por el cual no eligieron a un estereotipo masculino para el comercial, es que a ellos no se les enseña a avergonzarse del olor de sus heces”, señala.

Alvarado también indica que esta “obsesión higienista y floralizada” ha sido inculcada por muchos años en las mujeres por “madres, profesores, amigas y enemigas, tías, revistas y novios misóginos que, a su vez, heredaron de otros la idea de que los fluidos de la mujer son repugnantes y el concepto de que el rol de la mujer es agradar y complacer”.

“Bajo esa mirada, las mujeres, cuando defecan, menstruan, sudan, paren u orinan, se ‘degradan’ todavía más a los ojos del sujeto dominante (llámese novio, sociedad o mamá), haciendo evidente que comparten una misma naturaleza con otros seres vivos ‘inferiores’. Por lo tanto, cualquier fluido que sale del cuerpo de una mujer, que no sea transparente e inodoro, las hace ‘menos femeninas’: así de retorcida es nuestra cultura”, manifiesta Luza.

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http://youtu.be/ZKLnhuzh9uY