Los equipos de socorro se esforzaban por llegar este miércoles hasta las comunidades aisladas en dos grandes islas del centro de Filipinas, muy turísticas, al día siguiente de un potente terremoto cuyo balance supera el centenar de muertos.

El temblor, registrado el martes en la isla de Bohol, ha dejado al menos 107 muerto según indicó la agencia nacional de catástrofes naturales, un balance que podría empeorar a medida que los socorristas llegan a lugares más recónditos.

Las víctimas era principalmente habitantes de Bohol, donde el sismo provocó corrimientos de tierras y el desplome de edificios, incluyendo algunas de las iglesias más antiguas de la que fue colonia española.

Nueve personas perdieron la vida en la isla de Cebu, vecinas de Bohol. Ningún turista extranjero figura entre las víctimas.

“Nuestros esfuerzos se concentran ahora en acceder a las zonas más aisladas. Pensamos que hay gente atrapada allí y tenemos que ir a buscarlos”, indicó a la AFP el portavoz de la agencia, Reynaldo Balido.

En Loon, ciudad costera de 40.000 habitantes a 20 km del epicentro del sismo, los habitantes deambulaban por las calles en busca de sus allegados perdidos y se lamentaban de la falta de equipos de socorro.

Serafín Megallen, un granjero, dijo que había escarbado en los escombros de su casa de ladrillo para recuperar a su suegra y su primo. “estaban vivos pero murieron al cabo de tres horas. No teníamos ninguna asistencia, solo los vecinos pudieron ayudarnos”, contó a la AFP.

Un vecino con una camioneta se llevó los cuerpos al salón funerario de la ciudad, pero el puente estaba destruido. El convoy cruzó el río en barco. Los familiares de Megallen no pudieron ser enterrado religiosamente “porque la iglesia estaba destruida”, añadió.