El equipo de expertos internacionales destruyó cabezas de misiles, bombas y equipos para mezclar químicos el domingo, el primer día de su campaña para desmantelar el arsenal de armas químicas de Siria, informó la ONU.

Los expertos supervisaron a personal sirio que “usó sopletes y máquinas trituradoras para destruir o inutilizar una gama de objetos”, indicó un comunicado divulgado por la ONU y la Organización para la Prohibición de Armas Químicas(OPAQ).

Los expertos de la ONU y la OPAQ llegaron a Damasco para comenzar las verificaciones de las armas químicas prohibidas al presidente Bashar al Asad y su destrucción, según la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.

“El proceso de destrucción de armas químicas sirias comenzó hoy”, afirmó en un comunicado el organismo, confirmando los comentarios iniciales de un funcionario de la ONU en Damasco.

Los trabajadores sirios destruyeron o desmantelaron “una variedad de objetos” como “cabezas de misiles, bombas aéreas y equipos para mezclar sustancias químicas”, añadió el comunicado. “El proceso continuará en los próximos días”, continuó.

El equipo internacional también está “observando, verificando y reportando” si el gobierno de Asad suministró la información apropiada sobre su arsenal químico.

Los expertos deben verificar la destrucción de un arsenal estimado en mil toneladas, de las que unas 300 serían gas mostaza o sarín, repartidas en decenas de emplazamientos.

Su misión responde a la resolución 2118 del Consejo de Seguridad, posible gracias a un acuerdo ruso-norteamericano que prevé el desarme químico del país para mediados de 2014.

Bajo este plan, las instalaciones de mezcla y producción de químicos han de ser destruidas antes del 1 de noviembre.

El secretario general, Ban Ki-moon, entregará el lunes un informe al Consejo de Seguridad con más detalles de la logística de la que es considerada una de las más peligrosas operaciones de desarme nunca llevadas a cabo, puesto que Siria aún está en guerra.

El acuerdo de destrucción del arsenl químico sirio alejó la amenaza de una acción militar liderada por Estados Unidos después del ataque químico del 21 de agosto, que Occidente y la oposición atribuyen al régimen de Bashar al Asad.

El presidente sirio negó en una entrevista concedida al semanario alemán Spiegel toda responsabilidad en este ataque, y consideró que su Gobierno ha sido “muy transparente” con el equipo de la OPAQ desde su llegada el martes a Siria.

Un responsable de la OPAQ en La Haya había afirmado el 29 de septiembre que se utilizarían “métodos expeditivos” en un primer momento para asegurar que las instalaciones no pudieran ser utilizadas nunca más, paso previo al uso de métodos más limpios y durables para finalizar la destrucción de estos sitios.

La conferencia de Ginebra 2, en la que se buscará una solución política para el conflicto sirio, podría celebrarse en noviembre, dijo este domingo a medios franceses el enviado de la ONU para Siria, Lajdar Brahimi, instando a régimen y oposición a acudir “sin precondiciones”.

Al Asad reconoce “errores”

El presidente sirio reconoció en la citada entrevista, publicada este domingo, haber cometido “errores” desde el inicio del levantamiento popular contra su régimen, en marzo de 2011.

“Se han cometido errores personales. Todos cometemos errores. Incluso un presidente comete errores”, reconoció Al Asad, añadiendo que sus “decisiones fundamentales fueron justas”.

Preguntado sobre una responsabilidad total de la oposición en las masacres, Al Asad respondió que “la realidad no es o blanca o negra”.

“No podemos decir ‘ellos son responsables al 100% y nosotros no lo somos en absoluto’”, añadió. “La realidad no es o blanca o negra, hay toda una gama de grises. Pero es correcto decir que nosotros nos defenderemos”.

La publicación asegura también, citando un informe de los servicios de inteligencia alemanes, que Irán autorizó al régimen sirio a utilizar sus bases aéreas para poner a salvo sus aviones de combate de un ataque extranjero y que Irán envió tropas de élite de su Guardia Revolucionaria para apoyar a las fuerzas del presidente sirio.

En el terreno, al menos ocho personas murieron y 24 resultaron heridas el domingo al caer un obús en el barrio cristiano de Qassaa, en el centro de Damasco, informó la agencia de noticias estatal Sana.

Otras tres personas resultaron heridas al caer un cuarto mortero cerca de una iglesia, de confesión ortodoxa, según esta fuente.

El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) informó por su parte de combates entre los rebeldes y el Ejército en la localidad de Sura, en la provincia de Hama, y dijo que las tropas del régimen llevaron a cabo ataques aéreos sobre la ciudad.

Desde el inicio del conflicto hace más de dos años, murieron 115.000 personas, según el OSDH, que basa sus informaciones en una amplia red de militantes y fuerzas médicas en el país. Dos millones de personas huyeron de Siria, y varios millones son desplazados internos.