El gobernador del estado estadounidense de Michigan dijo el domingo que no pedirá al gobierno federal un rescate para Detroit, y sostuvo que la declaración de bancarrota fue un camino necesario para reconstruir la ciudad, otrora capital de la industria nacional del automóvil.

“No puedo esperar un rescate federal, el Estado no puede rescatar a la ciudad de Detroit”, ratificó Rick Snyder en la cadena CBS.

Detroit se declaró en quiebra el jueves pasado, atorada por una deuda de 18.000 millones de dólares, el agotamiento de las arcas estatales y una pérdida constante de población. La decisión causó un terremoto político y social, a pesar de que décadas de mala gestión la habían hecho previsible.

Casi la mitad de la deuda de la ciudad es con fondos de pensiones y seguros de salud de jubilados, lo que hace de los actuales y los antiguos asalariados de la ciudad los mayores perdedores potenciales de una reestructuración de la administración de Detroit.

El exbanquero Steven Rattner, quien dirigió la reestructuración de las empresas automotoras General Motors y Chrysler, que también dieron quiebra, pidió esta semana al gobierno federal que brinde asistencia financiera a Detroit.

El vicepresidente Joe Biden dijo esta semana que el gobierno no sabía lo que podía hacer. “Creo que es muy difícil ahora pedir una ayuda directa”, declaró a su vez el alcalde de Detroit, Dave Bing, el domingo en la cadena ABC.