El conflicto en Siria dominará los encuentros de la primera jornada de la cumbre del G8 que comienza el lunes en Irlanda del Norte con una delicada reunión entre los presidentes estadounidense, Barack Obama, y ruso, Vladimir Putin, aliado de Damasco poco proclive a las concesiones.

Washington y Moscú, que quieren organizar en julio una conferencia de paz sobre Siria, endurecieron su tono en los últimos días.

Mientras los países occidentales aliados de la oposición siria contemplan la posibilidad de entregar armas a los rebeldes para “reequilibrar” las fuerzas sobre el terreno ante una posible negociación, Vladimir Putin, muy ofensivo, previno de que Moscú “no podía contemplar” esta hipótesis.

“Creo que todos estarán de acuerdo con el hecho de que no vale la pena apoyar a personas que no sólo matan a sus enemigos, sino que también se comen sus órganos en público y ante las cámaras”, espetó el domingo tras una reunión en Londres con el primer ministro británico, David Cameron. Putin se refería a un vídeo difundido en mayo que mostraba a un rebelde sirio extrayendo las vísceras de un soldado.

“Nosotros no violamos ninguna regla o norma y llamamos a todos nuestros socios a actuar de la misma forma”, declaró Putin, cuyo país arma al régimen de Bashar al Asad y se reserva la posibilidad de entregarle misiles S-300 antiaéreos.

Por su parte, la Casa Blanca acusó el jueves a Damasco de haber traspasado “una línea roja” y de haber utilizado armas químicas. También anunció que aumentaría su apoyo a la oposición siria, aunque no dijo claramente que le entregaría armas.

Las declaraciones de Obama, que desde hace semanas no se pronuncia directamente sobre el caso sirio, darán una idea de la mentalidad del presidente estadounidense, hasta ahora muy reticente a involucrarse en el conflicto sirio.

Putin también se entrevistará de manera bilateral con el presidente francés, François Hollande, antes de la apertura de la cumbre en Lough Erne, un lujoso complejo hotelero a orillas de un lago. El mandatario galo debería presentar a su homólogo ruso las pruebas de las que dispone París de la utilización de gas sarín por el régimen sirio.

París y Londres abogan por la entrega de armas a la oposición siria y representantes occidentales se reunieron durante el fin de semana en Turquía con el jefe del Estado Mayor del Ejército Sirio Libre, Selim Idriss.

Las discusiones sobre Siria se producen en un momento en que en Irán, el otro gran apoyo del régimen de Bashar al Asad, el moderado Hassan Rohani ganó las elecciones presidenciales, llevando a la comunidad internacional a esperar una postura más conciliadora en las cuestiones siria y nuclear.

“Utilizaremos la oportunidad de tener a todos los dirigentes del G8 reunidos para intentar construir sobre un terreno común”, declaró el domingo el anfitrión de la cumbre Cameron al referirse a un conflicto que provocó 93.000 muertos en poco más de dos años, según la ONU.

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Antes del comienzo oficial de la cumbre, europeos y estadounidenses se reunirán para firmar la puesta en marcha de las negociaciones del tratado de libre comercio trasatlántico.

A continuación, los dirigentes debatirán sobre la situación económica general en un contexto de recuperación fragmentada. No se espera ninguna iniciativa nueva, incluso si Hollande pidió al G8 dirigir “al mundo un mensaje fuerte sobre el crecimiento y el empleo”.

Unos 8.000 policías fueron movilizados para esta cumbre que se desarrollará en un antiguo bastión del Ejército Republicano Irlandés (IRA). La policía espera unos 2.000 manifestantes anti-G8 el lunes en Enniskillen, la ciudad más cercana al complejo de Lough Erne.