A propósito de la nueva versión cinematográfica de ‘El Gran Gatsby’, protagonizada por Leonardo Di Caprio, la Editoria Alfaguara acaba de lanzar como una de sus novedades del mes de junio, esta gran obra de Francis Scott Fitzgerald.

Jay Gatsby, el caballero que reina sobre West Egg, es el arquetipo de aquellos míticos años veinte en que pareció que todo era posible, un tiempo de felicidad entre el horror de la Primera Guerra Mundial y la barbarie de la Segunda. Junto al resto de los protagonistas, representa a la Generación Perdida, a todos aquellos “jóvenes tristes”, que personificaron el mito de la pasión y el desamor, de la literatura que se funde con la vida.

Publicada por primera vez en 1925, ‘El gran Gatsby’ está considerada como La Gran Novela Americana. Simboliza el triunfo, la perpetua juventud y el deslumbramiento que desembocan en la tragedia, la decadencia y la caída, constantes reflejadas con asombrosa precisión en la propia vida de Fitzgerald.

El autor.

(Francis Scott Key Fitzgerald, Saint Paul, 1896 – Hollywood, 1940) Narrador estadounidense, considerado el máximo interprete literario de la llamada “era del jazz” de los años veinte de su país. Creció en una familia católica irlandesa. Estudió en la Universidad de Princentown, sin llegar a graduarse, y luego se alistó en el ejército para participar en la Primera Guerra Mundial.

Con su novela inicial, ‘Al este lado del paraíso (1920), obtuvo gran popularidad, lo que le permitió ir publicando sus cuentos en revistas de prestigio como The Saturday Evening Post, y convertirse en una de las figuras más representativas del “sueño americano” de la década de 1920. Se trasladó a Francia junto con su mujer, Zelda Sayre, personaje fundamental para Fitzgerarld, tanto en la felicidad como en la desdicha, ya que fue su inspiración y compañía en el decenio de gloria que les tocó vivir, y el centro de sus preocupaciones a partir de 1930, cuando él se hundió en el alcohol y ella en la demencia (murió en el incendio de la clínica donde estaba recluida, en 1948), y ambos debieron afrontar las consecuencias del fracaso y la miseria.

En Francia acabó de escribir la que se considera su obra maestra, ‘El gran Gastby’ (1925), la historia del éxito y posterior decadencia de un traficante de alcohol durante la ley seca, que se fabrica una identidad aristocrática y a partir de allí vive como un fantasma en una mansión, consagrando todas sus fuerzas y dinero a conseguir a la mujer que ama.

Fitzgerald describió en sus páginas un arquetipo que estaba surgiendo por entonces en Estados Unidos: el individuo de clase baja y de escasa moral, que para triunfar utiliza cualquier medio a su alcance.