Tras el último cambio de gabinete, a pocos meses de dejar el mando, pareciera que comenzamos a conocer la realidad tal cual se vive en La Moneda. El presidente Piñera ha perdido el control de la agenda y eso se verifica con la salida Cruz-Coke y Lavín.

La salida de Luciano Cruz- Coke del ministerio de Cultura, y la de Joaquín Lavín desde la cartera de Desarrollo Social, no es más que un episodio de la saga, porque Piñera, en un error ya compartido, también perdió a Andrés Allamand y Laurence Golborne.

Por otra parte, en la vocería se cambió a Chadwick, quien ha tenido un reemplazo mediocre por parte de la ministra Pérez, y en educación a Harald Beyer por Carolina Schmidt, una ingeniero comercial que de este tema sabe poco o nada.

¿Por qué ocurre esto? por el síndrome del pato cojo, es decir, por la pérdida de control de la agenda, de las situaciones y porque cambian las lealtades. Cruz-Coke es más leal a RN que al presidente, mientras que Lavín lo es con la UDI. Así, Piñera pasa a un segundo o tercer plano.

Además, al estar cercanos a las primarias, las disputas entre partidos comienzan a crecer aún más. La disputa entre Longueira y Allamand es estrecha, de ahí la movida de reclutar a estos dos ministros.

Por su parte, Pablo Longueira da por perdida la presidencial, porque no cree ganarle a Bachelet. Sin embargo, intenta defender el parlamento, o sea, hacer campaña para el parlamento y el proyecto UDI. En tanto, en la Concertación analizan cuánto peso tendrá Orrego frente a su par Michellet Bachelet.

Todo esto sucede a pocos meses de terminar un gobierno de derecha liderado por Piñera, quien podrá haber perdido el control de la agenda, pero que probablemente retome en 2017.

Todo esto y más detalles sobre el acontecer político en el comentario de Tomás Mosciatti.