La Semana Santa es sinónimo de descanso, compartir en familia, e incluso viajes. Pero ¿Qué conmemoramos este fin de semana largo? ¿Qué hechos ocurridos hace más de 2 mil años son los que dieron origen a esta tradición?
A pesar de que existen teorías que vinculan la “Pascua” con hábitos paganos o hebreos tan o más antiguos que el catolicismo, no puede negarse que en nuestro país estos días toman importancia por razones católicas.
La semana santa es un período sagrado de la religión cristiana, quizás el momento álgido de la actividad de la Iglesia, que recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Se rememoran los últimos días del hijo de Dios, desde su entrada a Jerusalén hasta aquel momento en que abandona, resucitado, la cueva en que dejaron su cuerpo.
Días Santos
Todo comienza el Domingo de Ramos en que Jesús entra a la ciudad sagrada. El evangelio de San Marcos lo cuenta así: “Y trajeron el burro a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él. También muchos tendían sus mantos por el camino, y otros cortaban ramas de los árboles, y las tendían por el camino. Y los que iban delante y los que venían detrás daban voces, diciendo: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!…”.
Es por ello que en la misa de aquel domingo se bendicen ramos y se llevan a las casas de los fieles, como un signo de aclamación a Cristo.
El Lunes Santo se conmemora la visita de Jesús a la casa de Lázaro, aquel a quien había resucitado de entre los muertos, “… Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una fibra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume…”.
El martes comienza a ser leído el pasaje que recuerda la Última Cena, aquella en que Jesús comparte su cuerpo y sangre y anuncia que uno de sus apóstoles lo traicionará y otro lo negará, “¿Con que darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces”, dijo Jesús al discípulo que quería seguirlo a donde no podía.
El Miércoles Santo se enfoca en el evangelio de San Mateo y la traición de Judas, “El que ha mojado en la misma fuente que yo, ése me va a entregar. El Hijo del hombre se va, como está escrito de él; pero, ¡ay del que va a entregar al Hijo del hombre!; más le valdría no haber nacido”, señala la biblia.
El jueves se recuerda la Última Cena, esta vez enfocado al lavado de pies que ahora realizan los sacerdotes, imitando aquel gesto de Jesucristo. “¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis ‘el Maestro’ y ‘el Señor’, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Maestro y el Señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros; os he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis”.
El día viernes Jesús muere en la Cruz y se conmemora su Pasión. Por ello en nuestras calles suelen verse los Vía Crucis que recuerdan las estaciones o momentos más significativos del camino de la cruz. Por el luto que envuelve este día, no se celebra misa, tampoco se hace al próximo día. Además, se comienza el ayuno.
El sábado es de vigilia, se espera la resurrección del Señor. Es el día en que se recuerda su sepultura y de su descenso al lugar de los muertos, para liberarlos.
Finalmente llega el domingo, el Día de la Resurrección, donde termina el sufrimiento para celebrar el retorno de Jesús. Este hecho es el fundamento de la fe cristiana.
No está demás recordar a qué debemos estos días de descanso, recordar que la posibilidad de estar en familia y celebrar sanas costumbres se funda en los hechos más importantes de la religión cristiana, ya que junto a la resurrección se celebra también la derrota del pecado y la muerte, se celebra la esperanza.