Rusia todavía cree en una solución política para resolver el conflicto en Siria, aunque admite que es imposible disuadir al presidente Bashar al Asad para que abandone el poder.

El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, se reunió en Moscú con el emisario de Naciones Unidas y de la Liga Árabe, Lakhar Brahimi, para tratar de buscar una solución negociada al conflicto sirio que en 21 meses ha dejado más de 45.000 muertos.

Para Brahimi, Siria no tiene más opción que el “infierno o el proceso político”, por lo que instó a la comunidad internacional a que trabaje incansablemente para encontrar una solución negociada.

Lavrov, por su parte, considera que todavía hay posibilidad de una solución política.

“El conflicto está empeorando. Pero coincidimos en que hay la posibilidad de una solución política”, dijo Lavrov en una conferencia de prensa conjunta en Moscú con Brahimi.

Los analistas consideran que Rusia, la única potencia mundial que sigue manteniendo estrechos lazos con el régimen de Damasco, ha dado un giro en las últimas semanas ante la evidencia de que las posibilidades de supervivencia política de Asad son cada vez más escasas.

No obstante, Lavrov reconoció que Asad se sigue aferrando al poder.

Asad “repite tanto en público como en privado que no tiene previsto irse, que va a permanecer en su puesto”, recordó antes de admitir que “no parece posible que cambie su posición”.

Brahimi advirtió por su parte que la crisis humanitaria en Siria se agravará en caso de que la capital Damasco se convierta en un campo de batalla.

“Si la alternativa es el infierno o el proceso político, todos tenemos que trabajar incansablemente a favor del proceso político”, dijo Brahimi.

‘Interferencias’ de Rusia en Siria

La visita de Brahimi coincide con una creciente actividad diplomática en Moscú, como demuestra la inusual visita, esta semana, del vicecanciller sirio y de un diplomático egipcio de alto rango a la capital rusa.

Dejando atrás los recelos que generaban en Rusia los rebeldes que combaten contra el régimen sirio, el vicecanciller ruso, Mijaíl Bogdanov, dijo el jueves que Rusia ha propuesto negociar con la oposición reunida en el llamado Consejo Nacional Sirio (CNS).

Sin embargo, el responsable del CNS –creado en noviembre con el apoyo de los países occidentales– ha mostrado escaso entusiasmo con la propuesta y dijo que esas negociaciones no podrán celebrarse en Moscú y exigió que Rusia pida perdón por su política.

“Hemos dicho abiertamente que no iremos a Moscú”, dijo Ahmed Moaz al Jatib a la cadena de televisión árabe Al Jazeera.

Jatib aseguró que Rusia tendrá que disculparse por “inmiscuirse” en los asuntos sirios, condenar las “matanzas” perpetradas por el régimen y hacer un “llamamiento claro para la salida” de Asad.

Lavrov aseguró que está “sorprendido” de la reacción de Jatib a la invitación y arremetió contra la oposición siria por exigir “la salida de Asad como un requisito para cualquier otra cosa”.

Por otra parte, el presidente egipcio Mohamed Mursi sostuvo ante el Senado de su país que “no hay sitio para el actual régimen en la futura Siria” e insistió en la importancia de “preservar la unidad del territorio sirio en su totalidad”. Manifestó asimismo la oposición de su país a una intervención militar en Siria.

En el terreno, los combates continuaban este sábado.

En la provincia de Idleb (noroeste) los rebeldes lanzaron un ataque contra Hamidiyeh –dos km al sur de Wadi Deif y una de las últimas bases militares aún en manos del ejército regular en el norte del país–, indicó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Este sábado varios grupos rebeldes lanzaron ataques con morteros contra Wadi Deif y las fuerzas del régimen respondieron con ataques aéreos, según el OSDH.

También en el norte, aviones sirios bombardearon los alrededores del aeropuerto militar de Menagh, situado a 30 km al noroeste de Alepo. Los rebeldes lograron ingresar el jueves dentro del perímetro del aeropuerto y se produjeron violentos combates, según el OSDH.

Los rebeldes intentan desde agosto tomar el aeropuerto, desde donde despegan los helicópteros y los aviones que bombardean Alepo.

En Homs (centro), las fuerzas leales al régimen conquistaron el barrio Deir Baalbeh tras un feroz asalto, según el OSDH. Este organismo, que citó informaciones no confirmadas, dio cuenta de decenas de muertos en ese barrio tras el ataque del ejército.

Al menos 153 personas –76 civiles, 26 rebeldes y 51 soldados– murieron el sábado por la violencia, según un balance provisorio del OSDH.