Tres barcos chinos volvieron a entrar este viernes en las aguas territoriales de las islas disputadas con Japón situadas en el mar de China Oriental, la primera incursión desde las elecciones japonesas que llevarán al poder al partido conservador.

Los guardacostas japoneses indicaron que tres barcos de vigilancia penetraron dentro de la zona de 12 millas náuticas alrededor de estas islas controladas por Japón, que Tokio llama Senkaku y China Diaoyu.

China envió un total de 19 barcos, según un recuento de los guardacostas, desde que en septiembre Japón decidió nacionalizar una parte de este conjunto de pequeñas islas deshabitadas, situadas a unos 200 kilómetros al noreste de las costas de Taiwán y a 400 kilómetros al oeste de la isla de Okinawa.

Según los analistas, China quiere demostrar que es capaz de acceder a estas aguas en todo momento y la incursión de este viernes pone fin a las esperanzas de que la llegada de un nuevo gobierno a Japón iba a favorecer el diálogo. El futuro primer ministro, el conservador Shinzo Abe, había prometido durante la campaña mano dura en sus relaciones con China.

La tensión llegó a su punto álgido la semana pasada, cuando un avión chino sobrevoló la zona, la primera vez, según las autoridades japonesas, que China viola su espacio aéreo desde 1958. Japón respondió haciendo despegar varios aviones de combate.

Desde las elecciones del pasado domingo en Japón, en las que ganó el Partido Liberal Democrático (PLD, conservador) de Abe, los barcos de vigilancia china no habían penetrado entrado en la zona.

En una de sus primeras entrevistas tras las elecciones, Abe dijo que no podía haber ningún compromiso y culpó a China de la situación.

“Japón y China tienen que reconocer que tener buenas relaciones forma parte del interés nacional de ambos países (…) China no lo reconoce completamente. Quiero que vuelvan a pensar en nuestras relaciones estratégicas, benéficas para ambos”, dijo Abe.

La nueva incursión marítima china después de las elecciones es un signo de que China “no quiere llegar a un compromiso y quiere mantener la presión”, explicó Robert Dujarric, director del Institute of Contemporary Asian Studies de la Universidad de Temple en Japón.

“Demuestra que Pekín quiere seguir con la confrontación. Un nuevo primer ministro siempre abre la posibilidad de volver a empezar pero está claro que Pekín no está interesado en mejorar las relaciones”, explicó este experto.

El programa electoral de Abe incluye la mejora de las “fuerzas de autodefensa” de Japón para militarizarlas completamente y evoca la posibilidad de revisar la constitución pacifista del país.

Sin embargo, según los analistas, se trata de propuestas de campaña que probablemente no se aplicarán y recuerdan el pragmatismo de Abe cuando fue primer ministro en 2006-2007.

Tras su victoria del domingo, Abe dijo que su primera prioridad en política exterior será reconstruir la alianza con Estados Unidos y anunció que Washington sería el destino su primera visita internacional cuando sea nombrado primer ministro.