La zona euro fracasó en lograr un acuerdo para liberar un tramo de la ayuda a Grecia, pendiente desde junio, y tampoco pudo superar las diferencias con el FMI para aliviar la deuda griega, tras once horas de intensos debates que culminaron la madrugada de este miércoles.
“No hemos logrado un acuerdo. El Eurogrupo volverá a reunirse el lunes” 26 de noviembre, indicó el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, al finalizar la reunión con sus socios de la zona euro, en la que también participó la jefa del FMI, Christine Lagarde y el presidente del BCE, Mario Draghi.
“Estoy un poco decepcionado”, señaló el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
Los ministros de la zona euro debían además superar las diferencias con el FMI para lograr aliviar el peso de la deuda griega. Pero de momento, tampoco lo han conseguido.
“Estamos acercando nuestras posturas”, precisó Juncker.
“Hay muchos asuntos técnicos muy complicados, aún tenemos que hacer muchos cálculos”, precisó. “Hubo avances pero debemos hacer más”, dijo de su lado la jefa del FMI.
La semana pasada, el Eurogrupo convocó a una reunión extraordinaria este martes con la intención de desbloquear un tramo de 31.200 millones de euros de un rescate pendiente desde hace cinco meses, al que probablemente se le sumarían los dos tramos previstos hasta fin de este año, con lo que la ayuda se elevaría a 44.000 millones de euros.
Sin embargo, la troika de los principales acreedores de Grecia (UE, FMI y Banco Central Europeo) pospuso un acuerdo para el lunes, que luego deberá ser aprobado por los parlamentos nacionales.
Al menos, la troika se había puesto de acuerdo la semana pasada en darle a Grecia dos años más para que el país cumpla la meta de déficit del 3% de su PIB en 2016, en lugar de 2014. Sin embargo, ese aplazamiento implica que Grecia necesitará otros 32.600 millones de euros más.
El gran dilema es cómo financiar esa operación y al mismo tiempo dar con una solución que reduzca la deuda del país, que arrastra cinco años consecutivos de recesión.
La troika debe encontrar una fórmula que responda a las estrictas condiciones que imponen países como Alemania para seguir entregando ayuda, ante las dudas de que pueda llegar a reembolsarla, y no agobiar más al gobierno griego que se enfrenta a una población harta de recortes y austeridad.
Y Grecia ya está demasiado endeudada. Tras las dos líneas de crédito de los acreedores 240.000 millones de euros, la deuda pública griega alcanzará el próximo año casi el 190% del PIB, es decir, 346.200 millones de euros, según las últimas previsiones.
La partida que juega el FMI, el BCE y la zona euro es complicada. Los europeos creen que la respuesta “más fácil” sería darle a Grecia dos años más, hasta 2022, para que la deuda griega se vuelva sostenible.
Pero el FMI es inflexible en ese punto e insiste en que la línea roja para situar el ratio deuda/PIB de Grecia en el 120% es 2020. De lo contrario, se retirará del programa de rescate del país heleno.
Los europeos se resisten a que el sector público (acreedores institucionales), que detenta un 70% de la deuda pública griega, acepte una quita similar a la que aprobó el sector privado a comienzos de año, como propone el FMI.
“Vamos a intentar de que no haya quita”, dijo el ministro de Economía español, Luis de Guindos antes de la reunión. “”Hay un menú de alternativas para aliviar el peso de la deuda”, añadió.
Ante una unión monetaria que ya entró en recesión, y a medida que se acercan las elecciones en Alemania, ningún país quiere asumir la responsabilidad de pedir más a los contribuyentes europeos.
Las posibilidades que se barajan son variadas y no excluyentes: reducir las tipos de interés que Grecia tiene que pagar, una moratoria en el pago de los intereses, un alargamiento de los vencimientos y una recompra de la deuda griega a través de un préstamo del fondo de rescate permanente (MEDE).
Las autoridades griegas advierten que el país no tendrá más remedio que declarar suspensión de pagos si no recibe la ayuda. Sobre todo, luego de que el Parlamento aprobara el proyecto de presupuesto de austeridad para 2013 con 18.100 millones de euros adicionales de ahorro de aquí a 2016, las dos condiciones impuestas para obtener los fondos de emergencia.
“Estamos muy impresionados sobre todo lo que ha hecho Grecia. Grecia hizo lo que tenía que hacer. Ahora nos toca a nosotros”, se lamentó Juncker.